Upon the pillars of Eternity: Orden y cambio en los Cantos de Mutabilitie de Edmund Spenser

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La consciencia de un orden establecido era uno de los pilares del pensamiento colectivo durante el período isabelino. No se trataba exclusivamente de una idea extendida entre los círculos intelectuales, sino de una realidad aceptada de forma general. Al ser una época de grandes cambios, en cuanto a la lengua, la cultura, las creencias, entre otras cosas, la necesidad de mantener presente aquel orden se volvió imperante. Cuando Edmund Spenser se dispuso a realizar una épica que reflejara un pasado mítico, al igual que su presente a través de una metáfora extendida, no pudo más que considerar ese mismo orden para regir su obra entera. En la obra de Spenser se ve reflejada la importancia de mantener ese orden y el peligro de perderlo.

A pesar de que The Faerie Queene tiene desde su concepción una estructura clara y justificada, no se debe confundir la disposición de los libros que la constituyen con el orden cósmico de la época. Si bien existen razones, principalmente religiosas, para elegir a Holinese como la virtud para comenzar su obra, la organización de las virtudes presentadas en el libro no es necesariamente el retrato del orden al que se refiere este trabajo. Este último está más apegado a la armonía regida por la ley natural de forma absoluta.

Above all cosmic or earthly orders or laws there is Law in general “that Law which giveth life unto all the rest which are commendable just and good, namely the Law whereby the Eternal himself doth work” (Tillyard, 11).

Tillyard, citando a Hooker, hace referencia a una ley superior y justa, aunque no sea del todo inteligible para el ser humano. Ese orden que figuraba en el consciente isabelino y que regía la realidad como era entendida podía verse en peligro por una idea contraria. Esta idea está personificada en la épica de Spenser con el nombre de Mutabilitie.

En el interior del séptimo libro dedicado a la Constancia, uno de los libros inacabados de la épica, se encuentran dos cantos que giran en torno a la figura adversa: Mutabilitie.  Es necesario considerar cuál es el primer nombre con el que el texto se refiere a ella para comprender la validez de su propósito; es decir, que se reconozca su poder como superior y dominante tanto en la realidad sublunar como en la de los dioses. Al inicio del libro, en la descripción del argumento, se le denomina por primera vez:

Proud Change (not pleasd, in mortall things,

beneath the Moone, to raigne)

Pretends, as well of Gods, as Men,

to be the Soueraine. (Libro VII, Canto VI).

Llamarle Change o “Cambio” en lugar de Mutabilitie puede modificar la manera en que se percibe su intención desde una lectura contemporánea. Sin la evocación del contexto isabelino, el cambio no puede ser entendido como la amenaza que en realidad representa en la épica.

Mutabilitie o Change para el pensamiento del siglo XVI podía ser entendido como caos. No solamente se trata de la progresión “natural” de las cosas, sino de la posibilidad de su devastación. Este terror por la posible destrucción de la realidad se veía reflejado en diferentes obras de aquel periodo. Podemos tomar como ejemplo The Book of the Governor de Sir Thomas Elyot, en donde se explica el resultado frente a la ausencia del orden:

More ouer take away ordre from all thynges what shulde than remayne? Certes nothynge finally, except some man wolde imagine eftsones Chaos: whiche of some is expounde a confuse mixture. Also where there is any lacke of ordre nedes must be perpetuall conflicte: and in thynges subiecte to Nature nothynge of hym selfe onely may be norisshed; but whan he hath distroyed that where with he dothe participate by the ordre of his creation, he hym selfe of necessite muste than perisshe, wherof ensuethe uniuersall dissolution (Elyot, Libro I).

La desaparición del orden conduciría a la muerte de todo lo natural y al inicio de la “disolución universal”. La búsqueda de Mutabilitie por su propia justicia, implica la posible ruina de todo lo que existe. Al tomar en cuenta las implicaciones del orden y del caos durante ese siglo, su preservación y su amenaza adquieren mayor relevancia. Por lo mismo, valdría la pena regresar al argumento del séptimo libro y remarcar la importancia de la mención que se hace de las cosas mortales bajo la luna. Esto con la intención de señalar la magnitud de ese orden cósmico que busca cambiar Mutabilitie. 

La indicación “bajo” no es de ninguna forma aleatoria. Cuando se habla de la ubicación de la luna, en la épica de Spenser, se está considerando el modelo y orden de las esferas de Ptolomeo. Esa primera propuesta recibió varios cambios desde su creación hasta el siglo XVI, pero el orden de las esferas se mantuvo igual que al principio. La amenaza de Mutabilitie no solo destruiría a la Tierra, sino también a las esferas de la Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, las Estrellas fijas y el Primer Móvil. Quien personifica la Ley o Naturaleza superior, en la épica, entiende el peligro de su tentativa y permite la audiencia para decidir si se reconoce la validez del alegato de Mutabilitie.

La defensa que sostiene para demostrar el valor de su objetivo no parece contener ningún error o falsedad. Incluso la misma Mutabilitie procede de manera ordenada presentando su influencia primero sobre las Estaciones, luego sobre los Meses, después sobre el Día, la Noche, las Horas para terminar con la Vida y la Muerte. Todas ellas son personificaciones de lo que representan en la esfera terrenal. Al terminar esta primera parte de su argumento, prueba que efectivamente tiene un control superior sobre ellas. Sin embargo, cuando es momento de explicar su influencia sobre las esferas, se puede ya vislumbrar el peligro que representa. Como se esperaba, primero se dirige a la esfera lunar, después a Mercurio, Venus, el Sol, Marte, pero cuando llega a las últimas dos esferas decide cambiar su progresión:

Now Mars that valiant man is changed most:

For, he some times so far runs out of square,

That he his way doth seem quite to haue lost,

And cleane without his vsuall sphere to fare;

That euen these Star-gazers stonisht are

At sight thereof, and damne their lying bookes:

So likewise, grim Sir Saturne oft doth spare

His sterne aspect, and calme his crabbed lookes:

So many turning cranks these haue, so many crookes (Libro VII, Canto VI).

Aunque la razón por la cual decide hablar primero de Saturno y no de Júpiter resida en el hecho de que la explicación sobre el segundo será más larga, esta ligera alteración no puede pasar desapercibida ni frente a los ojos del lector de la época ni frente a los ojos de Naturaleza. Cambiar el orden de las esferas representaría el inicio de esa temida catástrofe.

Al final de la larga defensa hecha por Mutabilitie, Naturaleza no toma más de dos estrofas en descalificar su intención. Esto podría ser explicado al menos de dos formas. Primero, Naturaleza comprende mejor que nadie más que ceder a la petición de Mutabilitie podría significar la devastación del cosmos. Por lo tanto, no tendría por qué considerar más fondo otra posibilidad. La otra razón por la cual no podría aceptar la petición es porque Naturaleza debe ser inamovible. De otra forma, estaría admitiendo que Mutabilitie también tiene influencia sobre ella. A pesar del resultado, escuchan el discurso de Mutabilitie y la voz poética declara el poder que esta tiene:

When I bethinke me on that speech whyleare,

Of Mutability, and well it way:

Me seemes, that though she all vnworthy were

Of the Heav’ns Rule ; yet very sooth to say,

In all things else she beares the greatest sway.

Which makes me loath this state of life so tickle,

And loue of things so vaine to cast away;

Whose flowring pride, so fading and so fickle,

Short Time shall soon cut down with his consuming sickle.

Then gin I thinke on that which Nature sayd,

Of that same time when no more Change shall be,

But stedfast rest of all things firmely stayd

Vpon the pillours of Eternity,

That is contrayr to Mutabilitie:

For, all that moueth, doth in Change delight:

But thence-forth all shall rest eternally

With Him that is the God of Sabbaoth hight:

O thou great Sabbaoth God, graunt me that Sabaoths sight. (Libro VIII, Canto inacabado).

La razón por la cual no obtiene el dominio de las otras esferas es porque no lo merece, no porque no tenga suficiente poder. La propia existencia de Mutabilitie hace a la voz poética detestar lo volátil de su vida terrenal. El cambio representa una amenaza a la perpetuidad. Para poder ver ese día prometido por Naturaleza, en donde no habría más cambio, el orden cósmico deberá persistir hasta el fin del movimiento, del cambio y del tiempo. Mutabilitie pierde porque para el pensamiento isabelino solo a través del orden se puede llegar a la eternidad.

Aunque la épica de Edmund Spenser no puede ser considerada como una obra didáctica, expone claramente cómo se concebía el orden durante el siglo XVI. Los Cantos de Mutabilitie funcionan como exposición de esa acepción consciente de orden y como discusión sobre el peligro que implicaría perderlo. Spenser logró retratar y preservar en The Faerie Queen la realidad de un siglo profundamente interesado por el orden.

Bibliografía:

Elyot, T. (1998). The Boke named The Governour, Universidad de Oregón.

Spenser, E. (2014). The Faerie Queene, Routledge, Nueva York, 2013. Poetry, Norton, Nueva York.

Tillyard, E.M.W. (1945). The Elizabethan World Picture, Londres. Chatto & Windus.

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Escrito por: César Martínez Celis Díaz

Ilustración por: María Guadalupe Ríos Enríquez

© 2020, Celdas literarias, Reserva de derechos al uso exclusivo 04-2019-070112224700-203

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