Irma Pineda nació en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. Es una poeta, ensayista, traductora, docente y defensora de los derechos de los pueblos originarios, quien ha dejado huella en la literatura contemporánea. Su poesía, impregnada de una riqueza cultural y lingüística de su herencia zapoteca, trasciende las fronteras, ofreciendo una perspectiva única sobre la identidad indígena. Pineda tiene una licenciatura en Comunicación y una maestría en Educación y Diversidad Cultural. Ha trabajado como profesora en la Universidad Pedagógica Nacional, y como traductora especializada, además de dar talleres a niños y adolescentes.
Su obra poética se caracteriza por su fuerza expresiva, su compromiso social y su reivindicación de la cultura zapoteca. Sus poemas abordan temas como la identidad, la resistencia, la lucha por la justicia y la belleza de la naturaleza.
Entre sus obras más importantes se encuentran los poemarios: El canto de la gente nube (2002), El río subterráneo (2006), Las palabras que me habitan (2012), Un mundo en resistencia (2016) y Rojo deseo (2018).
En 2022, Pineda fue nombrada Representante de los Pueblos Indígenas ante la Organización de las Naciones Unidas. En este cargo, trabaja por la promoción de los derechos de los pueblos originarios y la difusión de sus culturas. Irma Pineda es una de las voces más importantes de la literatura indígena en México. Su obra es un canto de resistencia y esperanza que resuena en todo el mundo. Irma, otra vez te damos la bienvenida, muchas gracias.
El diálogo ocurrió por videoconferencia el día lunes 20 de noviembre de 2023. Contó con la participación de los integrantes del equipo editorial de la Revista Celdas Literarias del Colegio de Filosofía y Letras de la UCSJ. El equipo se encontraba conformado por Andrea Torres, Alejandra Peña, Carol Vazquez, Joann Ramírez y Martha Eli Calatayud.
CL: Sabemos que el acto de escribir siempre está acompañado, quienes escriben están hechos de muchas lecturas. Sin embargo, ¿cuál es el sello que identifica su poesía?, ¿qué es lo que hace la poesía de Irma Pineda, la poesía de Irma Pineda?
IP: Más que el sello, lo que la distingue es quizá sea la diversidad de los temas que abordo. Tal vez un hilo que ha marcado la mayor parte de mis trabajos ha sido el tema de la violencia, más recientemente he estado abordando el tema del erotismo y el deseo, pero precisamente no me he querido quedar en una sola temática o con una sola línea. En mis libros he buscado que sean un abanico de temas que tocan, aunque aparentemente haya un solo tema en cada libro. Por ejemplo, tengo libros donde hablo mucho de mi cultura, de la cultura de los itzá, del ciclo que implica la cultura misma, desde el nacimiento, los mitos que hay entorno al nacimiento de un nuevo ser itzá o zapoteca. La vida cotidiana de los hombres en el campo, de las mujeres con las tortillas, en el mercado, que un espacio muy propio de las mujeres en el Itzmo, el parque, o sea la vida cotidiana. Luego viene otra parte que me fascina que son los rituales de la muerte en mi propia cultura, porque hay una serie de elementos simbólicos, rituales que nos hacen sentirnos muy acompañados cuando un ser querido se marcha. Entonces, toda esta fascinación por los cánticos, por los rezos, por rituales que están plasmados en los libros. Tengo esta colección de poemas que hablan de la tierra, de la cultura, de las costumbres, pero está otra colección que habla de la violencia en diferentes espectros.
La violencia de las fuerzas armadas hacia las comunidades indígenas, la violencia hacia la mujeres que puede ser desde lo íntimo del hogar, cómo te violenta tu pareja, tu padre, hasta una violencia estructural o social. El no tener derecho a la educación por ser mujer indigena, el no tener derecho a un trabajo, a una vida digna por ser una mujer indígena, esto también lo abordo. La violencia del Estado frente a las represiones, frente a lo que vivimos cotidianamente las mujeres. También una violencia económica, que he abordado en algunos libros a través del tema de la migración, finalmente la gente tiene que emigrar de las poblaciones indígenas porque hay una cuestión económica que resolver. También, está en los últimos años el tema del deseo, el amor o el erotismo que he buscado representar, es decir, que no se quede una imagen nada más de una poética de Irma Pineda desde el dolor, la violencia o las cosas que nos lastiman. Además de la violencia o el dolor en las comunidades indígenas, hay una parte bonita de explorar el cuerpo, el erotismo, el deseo, de sentirte amada, sentir que puedes amar o no amar, pero sí desear, jugar con los cuerpos, toda esa parte que disfrutamos. Toda esta diversidad de temas me ha permitido llegar a públicos diversos.
CL: Irma, tu poesía es muy diversa y muy enriquecedora. Justamente, ¿qué lugar ocupa la poesía en el mundo y en las personas que la leen y la escriben?
IP: Creo que para quienes escribimos, la poesía es fundamental. Es el aire que respiramos, el agua que bebemos; es decir, si no estamos en contacto con la poesía, algo nos falta, algo se necesita para que siga bombeando el corazón. Creo que para el mundo tiene diferentes representaciones, para algunos es vital, importante, otros la disfrutan como un elemento que les acompaña, otros la necesitan para sobrevivir y otros no la necesitan o no saben que existe. Hay mucha gente en el mundo que ni siquiera sabe que existe la poesía y vive y está bien, son diferentes cosas. Para mí es muy necesaria, en varias ocasiones he dicho que la poesía me ha salvado porque en momentos terribles de mi vida, cuando tengo algo atorado, algo que me duele y me lastima mucho, mi forma de salvarme es, en lugar de ir a cortarme las venas, voy a escribir un poema. Voy a sacarlo escribiendo un poema. Es lo mismo cuando estoy muy feliz o eufórica, a lo mejor no siento la necesidad de compartirlo con alguien más en ese momento, me siento y escribo un poema compartiendo con la escritura eso. Para mí la poesía sí es muy necesaria.
CL: Quienes escribimos compartimos esa respuesta. ¿Cuáles son los retos que se presentan siendo un poeta zapoteca?
IP: Más que como escritura zapoteca, quisiera ampliarlo a quienes escribimos en lenguas indígenas. Sí tenemos muchos retos enfrente, el primero al que nos enfrentamos es la traducción: decidir para quién queremos escribir. Es decir, si solo queremos escribir para nuestra comunidad, escribiremos en nuestra lengua y ahí se queda, nos lee nuestra gente, la gente a quien le interesa la poesía de nuestros pueblos. Pero creo que la mayoría de quienes escribimos y además publicamos, porque mucha gente escribe pero no quieren publicar, cuando decidimos dar el siguiente paso y nos animamos a publicar es porque ya buscamos la trascendencia en otros públicos y ahí el tema es que necesariamente tenemos que traducir.
Ahorita nos vemos obligados, quienes escribimos en lenguas indígenas, a ser autotraductor, porque no hay traductores especializados en nuestras lenguas, o no se ha tomado en serio la traducción literaria en las lenguas indígenas, cómo sí lo existen entre otras lenguas más posicionadas; quienes traducen a autores del francés, inglés, ruso, alemán al español, por ejemplo. En nuestro caso no se considera un trabajo u oficio, algo que sea necesario. Entonces, ese es el primer reto: el de la traducción y la problemática que implica el tema de la traducción. El otro punto es el de la difusión, ¿a quién le interesa leer literatura en lenguas indígenas?, ¿a qué público podemos llegar?, ¿a qué público ya logramos enamorar?, ¿a quien nos falta seducir con nuestra palabra, con nuestra literatura, para que se acerque, no sólo a lo literario también se asome un poco a nuestra cultura?
Al final la poesía que escribimos en lenguas indígenas busca generar una ventanita por la cual se asome la gente a mirar nuestras culturas, ese es el otro reto que tenemos enfrente. Primero la traducción y la difusión, posteriormente está posicionarnos como una literatura bien hecha en todos los sentidos, es decir, que no se nos lea solo por compasión o curiosidad; “vamos a ver qué están haciendo en pueblos indígenas”, “qué escriben desde la lengua originaria” o “pobrecitos, vamos a leerlos para que alguien los lea” No. Que la gente diga, “quiero leer la poesía en añú, tzotzil o la poesía purépecha porque hay una gran calidad en esa literatura”, “me interesa leer la literatura que se escribe desde el zapoteco porque hay elementos literarios que la hacen una literatura que merece ser leída”. En ese sentido hablo de posicionarnos. Para mí, esos serían los tres puntos; traducción, difusión y posicionamiento desde la literatura misma.
CL: A pesar de todos estos problemas que nos compartes, que son muy complejos y multifactoriales, ¿cómo crees que podríamos enfrentarnos a estos problemas?, ¿qué tipo de solución les podríamos brindar de manera colectiva?
IP: Yo creo que primero es este acercamiento. Para mí es genial que la gente como ustedes, sobre todo las juventudes, se acerquen a lo que estamos haciendo desde los diferentes pueblos indígenas. Una manera importante en la que la gente que no está en nuestros pueblos, que no está escribiendo desde una lengua originaria, puede contribuir es, en primera, desde este acercamiento. Animarse a asomarse a la ventana: te asomas, miras y ojalá que lo que mires te asombre de tal modo que quieras entrar, conocer más y leer más. Para mí eso es lo importante, primero el acercamiento, luego, ojalá que lo que mires te enamore y te seduzca de tal manera que te interese permanecer por ahí o ver más cosas o conocer más cosas.
Entonces, ¿esto qué va generando?, pues que, si te gusta la literatura que se está generando desde diferentes lenguas vas a tener interés en buscar los libros, en demandarlos en primera instancia. Que exista esta demanda por la creación de libros y otro tipo de materiales. Pienso en los audios, en los videos, en materiales interactivos, es decir, muchas otras cosas que se pueden generar además de los libros, pensando en la literatura. Que exista esta demanda y si existe esta demanda, para nosotros como creadores es importante porque entonces hay editoriales o hay casas productoras interesadas en generar este tipo de productos y que lleguen a otra gente. Entonces, vamos generando o vamos haciendo este círculo: hay a quién le interesa y quién demanda, entonces hay una posibilidad de abrir mayores espacios en las editoriales y en las productoras para que nuestro trabajo, nuestra creación, esté fluyendo.
Esa es una parte muy importante porque también, cuando hablaba de difusión, quizá ya no lo mencione pero, creo que uno de los problemas al que nos enfrentamos escritores en lenguas indígenas es precisamente la carencia de estos espacios como revistas de circulación nacional o internacional que se interesen tanto por nuestro trabajo; editoriales grandes o de renombre que se interesen por publicarnos. Actualmente publicamos, pero si se dan cuenta son editoriales pequeñas que le han apostado a invertirle a lenguas indígenas, no son grandes firmas. Esta es la parte que es importante, en la que pueden contribuir quienes no son indígenas. Una demanda de literatura en lenguas originarias que permita que también se vaya ampliando el campo editorial para quienes estamos creando desde diferentes lenguas.
CL: Siguiendo el hilo de la traducción te queríamos preguntar, ¿qué diferencias encuentras entre traducir tu propia obra y traducir la de otras personas?, ¿cuál es la complejidad que encapsula estas dos labores?
IP: Fijate que, cuando traduzco mi propia obra, más que traducción yo hablo de creación paralela porque voy prácticamente armando las dos versiones, tanto en zapoteco como en español, casi al mismo tiempo. Es más, escribo de la siguiente manera, en la computadora abro un cuadro y pongo dos columnas, en una voy generando las líneas en zapoteco y voy generando las líneas en español, aunque sea una versión cruda. Entonces, voy creando prácticamente en paralelo, ya después claro, conviene todo el otro proceso que ustedes ya conocen: uno deja reposar, le da otra revisión y va armando una versión más poética.
También, algo que para mí es importante considerar es que la versión en español sea una versión que sea comprensible desde el español. Porque lo que voy haciendo es la traducción literal de lo que estoy escribiendo en zapoteco, pero cuando lo reviso en español digo “esto tiene sentido para mí y para mi cultura pero, en español, esto no tiene mucho sentido, ¿cómo lo arreglo para que se entienda?”, entonces voy arreglando. A veces ya arreglé la versión en español y digo “chin, como que ya se separó de esta versión en zapoteco” me regresó al zapoteco para ver cómo lo voy arreglando y así voy jugando hasta que logro un par de versiones que me satisfagan y que considero que pueden ser entendibles para la gente en mi pueblo, porque lo leo aquí, y para la gente que solo habla español. Esa es mi forma de trabajar cuando se trata de mi propia obra: ir creando en paralelo. Le digo a mis amigos que es como ir pariendo gemelos cabezones, que cuesta mucho trabajo pero, ahí va.
Llevo varios años trabajando la obra de Pancho Nácar, por ejemplo; que solo escribió en zapoteco y que yo he estado vertiendo al español. También he traducido poemas de algunas otras compañeras y amigas; por ejemplo de Mikeas Sánchez, poeta zoque, de Enriqueta Lunez, poeta tzotzil. Los he pasado al zapoteco, o de algunos otros amigos del zapoteco al español.
Entonces, cuando se trata de traducir la obra de otra gente me he dado cuenta de que el proceso es diferente porque estoy partiendo solo de la obra. En el caso de Pancho Nácar que ya falleció hace muchos años, pues solo tengo la obra y, lo que tengo que hacer es adentrarme en el contexto. Tengo que aplicar la hermenéutica y tratar de hacer toda una interpretación de su obra que me permita hacer una versión en español que sea comprensible también. Es un proceso bien diferente porque no cuento con el autor, solo está la obra hablando por sí misma y tengo que hacer este ejercicio de interpretación y de ubicación en una época distinta, en un ambiente de un Juchitán muy diferente al que a mí me tocó, porque él describe un Juchitán de principios del siglo y un siglo después estoy intentando traducirlo. Es un trabajo muy complejo pero, también trato de ubicar que sea una versión que la gente, cuando yo lo lea en público, pueda entender. Es lo que trato de cuidar mucho, que las versiones que voy haciendo, tanto en un idioma como en otro, la gente pueda captar con claridad lo que te quiere decir, que pueda encontrarle sentido. Por eso casi nunca digo traducción, sino versiones: la versión en español, la versión en zapoteco; porque es eso lo que intento hacer. Sí, partir de la obra, sí, partir desde este pensamiento, desde esta idea, la imagen incluso, aunque no sea la traducción exacta muchas veces, pero que sea entendible.
Luego se habla de nosotros como poetas o como escritores en lenguas indígenas y se olvida un poquito que en realidad terminamos haciendo esta doble labor. No solamente somos creadores, sino que, al mismo tiempo, somos traductores. Además de ser poeta se hace todo un trabajo de traducción detrás que pasa desapercibido cuando somos los autotraductores.
CL: Sabemos que tienes una labor muy grande como docente y tienes esta oportunidad de acercarte a los jóvenes, ¿qué recomendarías como poeta y como profesora a la juventud que desea acercarse al mundo de las letras?
IP: Hijole, siempre para mi esa parte es muy difícil, sobre qué recomendar, sobre todo en el mundo literario que es tan amplio y tan diverso. De entrada siempre invito a la gente a que se acerque a la literatura en lenguas indígenas además del diidxazá o el zapoteco, que es mi lengua, existen otras sesenta y ocho lenguas indígenas en este país. No en todas se está creando, desafortunadamente, no en todas se está escribiendo. En las lenguas del norte hay muy poca creación literaria. Hemos encontrado algunos cantos, la gente los sigue reproduciendo, aunque no necesariamente literatura como poesía, cuentos o novelas, como que esto no lo hemos hallado en las lenguas del norte, pero están pasando cosas importantes. Por ejemplo, hay unas chicas de la lengua paipai, en Baja California, que están conservando el canto de los abuelos.
Delfina Arballo y Juana Inés Reza, son un par de mujeres que han salido a muchos lugares con el canto paipai y ahora, precisamente viendo que no hay mucha literatura, ellas están creando algunos poemas y recuperando cuentos tradicionales de su tierra, de su lengua, el paipai. Y, por ejemplo, está el idioma seri de Isla Tiburón allá en Sonora, ahí hay un grupo muy importante de música, se conoce como rock seri, se llama Hamac Caziim. Están haciendo rock en su propia lengua y me decían ellos que muchos de estos cantos tienen que ver con cantos tradicionales de sus abuelos que ya se habían dejado de escuchar. Ahora que ellos los han recuperado en el rock, resulta que ha generado un interés en la juventud. Los jóvenes están volviendo a escuchar estos cantos, aunque ya sea en el ritmo del rock, y las abuelas, cuando hay conciertos de ellos en su región, alguna vez me tocó escucharles un concierto en Hermosillo, vi cómo llegaron las mujeres ancianas de su comunidad y bailaron. Los jóvenes a un lado estaban bailando slam y las señoras ancianas estaban bailando en círculo en el ritmo tradicional. Eso me pareció encantador, cómo se logra combinar lo moderno con lo tradicional y es una manera de ir recuperando estos cantos y danzas tradicionales.
Esta es la invitación, que busquen este tipo de cosas. Por ejemplo, los chicos zoques están haciendo ska en lengua zoque y son cosas nuevas que se está buscando que a partir de lo tradicional se hagan cosas nuevas para enamorar a una generación más joven. Tanto en mixe, en huave, en zapoteco, en diferentes lenguas está surgiendo una corriente de jóvenes haciendo rap, rap en sus propias lenguas. Este tipo de cosas me parece interesante porque aunque ya no sea la literatura tradicional, me parece que hay un proceso creativo y que está buscando tender puentes con las nuevas generaciones. Más que aconsejar, hago la invitación, sobre todo a las juventudes, a que se asomen a mirar todo lo que se está haciendo ahora desde pueblos indígenas. La música en los diferentes ritmos que he mencionado, van a encontrar música en lenguas indígenas desde el corrido, el son tradicional hasta esto que menciono como el rap, el ska, el reggaeton, el reggae y el rock. Es toda la diversidad que va existiendo también.
En la literatura los temas, por supuesto, también se van ampliando. Ahora, por ejemplo, encuentro un abordaje de lo feminista en lo que están haciendo las mujeres jóvenes. Es decir, desde los pueblos, las chicas están viendo los movimientos feministas, están leyendo, se están informando de ello y están haciendo esta ruptura de muchas cuestiones tradicionales que eran dañinas u ofensivas para las mujeres. Ahora las están abordando de otro modo y la literatura, la poesía, los cuentos, las novelas están sirviendo para este abordaje, para que desde los mismos pueblos se vaya haciendo una conciencia distinta del tema de las mujeres, del tema del feminismo, y eso me parece muy interesante. Las chicas en Chiapas como Susi Bentzulul están escribiendo sobre estos temas, también las chicas purépechas que están abordando este tipo de temas, igual las escritoras mixes. También me parece que esto ayuda para que las mujeres más jóvenes de las comunidades se acerquen a la literatura no solo como una ventana de la cultura, sino también de las problemáticas de las mujeres.
También está el tema de la diversidad sexual. Hay jóvenes escribiendo el ser muxes en la cultura zapoteca, es decir, un género distinto que no es hombre ni es mujer, es muxe; o las chicas que están tocando el tema de ser lesbianas desde comunidades indígenas. Están ocurriendo muchas cosas interesantes e importantes.
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