Escrito por: Malinalli Morris Cuevas
Fecha de publicación: abril 2024
Resumen:
En el presente ensayo se realiza un análisis isotópico, deconstructivo e histórico-biográfico del cuento fantástico La estatua de bronce de Juan Vicente Camacho Clemente. Se indaga en los escritos políticos de Camacho Clemente, se analiza su contexto social y literario, y finalmente se realiza un análisis isotópico y deconstructivo para desglosar el conflicto entre el Romanticismo y Neoclásico presente en el cuento. Se concluye que el autor plasma una visión pesimista sobre la construcción cultural de Latinoamérica, en cuanto a no encontrar una propuesta de consolidación identitaria ni en los preceptos del Neoclásico, ni en los del Romanticismo.
Palabras clave::
Romanticismo, Neoclásico, Latinoamérica, isotopía, dicotomía, fantástico.
Las corrientes literarias en el siglo XIX son características por surgir como contrapropuesta al movimiento inmediatamente anterior, una tendencia de pasar de un extremo a otro, ejemplificado puntualmente en la contraposición del Neoclásico y el Romanticismo; la luz y la oscuridad estética del siglo. Pero, en práctica, las corrientes literarias no surgen de una división tan tajante, sino de un proceso gradual de cambio que se mezcla con otros aspectos de la cultura y vida humana, formando parte de la identidad social. En el presente ensayo, se buscará explorar ese punto gris entre el Neoclásico y el Romanticismo desde el planteamiento antagonista presente en el cuento La estatua de bronce de Juan Vicente Camacho Clemente. Exploración que permitirá vislumbrar la identidad social particular planteada mediante la contraposición neoclásica y romántica en Latinoamérica del siglo XIX, época políticamente turbulenta. De ahí, se concluye que el autor plasmó un pesimismo sobre el futuro a partir de la falta de solución, tanto de las propuestas neoclásicas como románticas, sobre los problemas reales.
El relato, publicado en 1854 en Perú, es un cuento fantástico corto, inscrito en la tradición del Romanticismo. Desarrolla la historia de un héroe romántico arquetípico, de nombre Alberto, quien presenta obsesión amorosa con una estatua de bronce de la diosa Venus. Por intervención de su familia se va de viaje y al regresar se casa, poniendo un fin aparente a su obsesión; dicha aseveración se revela como falsa, al cobrar vida la estatua de Venus y matar a la nueva de esposa de Alberto, sumiéndolo en la locura. En términos formales, cuenta con un narrador heterodiegético con índices de un Yo-autoral propio del Romanticismo; está divida en tres secciones, marcadas en el texto: introducción de conflicto, posible resolución y final trágico.
Se postula que el cuento presenta una tensión entre el pasado Neoclásico y el presente Romántico, manifestada en el conflicto entre la estatua de Venus, el protagonista Alberto y su nueva esposa. Dicha pugna, enmarcada en el contexto histórico de las nuevas naciones latinoamericanas, es un ejemplo puntual del conflicto de identidad ligada a lo europeo y las nuevas propuestas nacionales. Todo esto desarrollado mediante el elemento fantástico del relato y las interacciones de los personajes con él.
Para analizar La estatua de bronce se ocupan dos marcos teóricos: las isotopías de Algirdas Greimas y la deconstrucción, siguiendo las pautas planteadas por Jacques Derrida. Una isotopía se define como la repetición de un sema (unidad mínima de significado) en un texto, y pueden clasificarse como figurativas, temáticas o axiológicas (Lewis). Aunque en el presente ensayo se retomará cierta terminología de Greimas (las clasificaciones ya mencionadas), se modificará un poco, partiendo desde una visión no-estructuralista de la literatura. Relacionado con esto último, se abordará la deconstrucción de Derrida, en concreto, el procedimiento de deconstruir (encontrar fallas, ambigüedades y contradicciones) en los centros rectores de un discurso mediante el establecimiento y posterior desmantelamiento de dicotomías de significado (Viñas Píquer: 328-339).
Todo lo anterior se encuadra dentro de un recuento histórico-biográfico con énfasis en la política sobre el autor y la situación de Latinoamérica en el siglo XIX. Así mismo, enmarcando la discusión, se tiene la siguiente definición del relato fantástico: aquella historia que rompe el paradigma de realidad establecido (aquel sin elementos fantásticos) y cuya ruptura (el elemento fantástico en sí mismo) es recibida con incredulidad por parte de los personajes del relato (Calvino: 1; Todorov: 35-36; Escuela Nacional Preparatoria UNAM). Finalmente, se podrán retomar ciertos conceptos pertenecientes a la narratología para definir los elementos formales del cuento y así abonar a su análisis.
Contexto
En torno al contexto que rodea La estatua de bronce se tienen tres niveles principales: movimiento literario, ubicación espacio-temporal y finalmente, un poco de la biografía del autor, en tanto su pensamiento político; son niveles que se interconectan. Es mediante la fusión de estos elementos que se da la lectura interpretativa del cuento, la presencia de la subjetividad en el Romanticismo, la búsqueda de la construcción de las identidades nacionales en Latinoamérica del siglo XIX, agregado a la vida política y diplomática de Juan Vicente Camacho Clemente, apunta a –aunque no sea la primera intención del relato– una posibilidad de análisis partiendo de la intersección de literatura y política. Se desarrollarán los tres puntos mencionados a continuación con más detalle.
Del primer elemento, el movimiento literario en donde está inscrito el cuento La estatua de bronce, es el Romanticismo, que fue movimiento artístico, literario y cultural que inicia (aproximadamente; varía de acuerdo al lugar) a mediados del siglo XVIII y concluye a mediados del siglo XIX, empieza en Alemania y de ahí se extiende por el resto de Europa y a las Américas (García García). De acuerdo a Viñas Píquer, se caracteriza por una exaltación del individuo (el Yo, el genio-poeta) (Viñas Píquer: 268), de lo emotivo (la subjetividad, la imaginación), el gusto por lo oscuro (lúgubre, tenebroso), los ideales de libertad, lo histórico y lo sobrenatural. A lo anterior se le agregan las características presentadas por diversos autores, que serían lo grotesco (Bajtín: 31-35), la belleza medusea (Praz: 65-68), lo exótico (García García), lo regional (lo nacional, lo local, se liga a los nacionalismos) (García García) y lo natural (la naturaleza sublime) (Assunto). El movimiento es, además, una reacción directa al racionalismo tajante del Neoclásico; plantea un desengaño de la razón y una contrapropuesta en la subjetividad, está definida desde una visión idealizada (García García).
Así mismo, es en el Romanticismo que se desarrolla la escritura de los relatos fantásticos en corte moderno, siendo E. T. A Hoffmann (1776-1822) uno de sus mayores exponentes (Calvino: 2); además, tiene influencias del previo gótico inglés, en tanto ambientes y tópicos (Calvino: 1), así como de la narrativa francesa, por “[…], la pompa espectacular del «cuento maravilloso» […]” y por “[…] el estilo lineal, directo y cortante del «cuento filosófico» volteriano […]”. Se ven sus características románticas, en tanto que “el «cuento fantástico» nace en Alemania como sueño con los ojos abiertos del idealismo filosófico, con la declarada intención de representar la realidad del mundo interior, subjetivo, de la mente, de la imaginación, dándole una dignidad igual o mayor que a la del mundo de la objetividad y de los sentidos” (Calvino: 2). Es decir, el cuento fantástico surge en el contexto de la exaltación de lo subjetivo del romanticismo, mezclado con el interés por lo oscuro, grotesco, sobrenatural (terror fantástico, Edgar Allan Poe), la tendencia filosófica idealista (cuentos de E. T. A. Hoffmann) y el interés por lo regional (las Leyendas de Gustavo A. Bécquer).
A la par de una definición del Romanticismo, se ha de desglosar de manera general las características del Neoclásico, que fue un movimiento cultural que surgió en Francia y se extendió por Europa y en las Américas en los siglos XVI y XVIII. Dicha corriente se caracteriza por un énfasis en la razón como principio rector de la vida y del arte (Huertas: 29), una definición estricta de las normas estéticas relacionadas con los clásicos grecolatinos, en concreto “[…] el buen decir y el buen escribir de las obras maestras griegas y latinas” (Huertas:29), una distinción estricta de los géneros literarios y una búsqueda de la sencillez en el lenguaje (Boileau: 4-6), para así hacer al lenguaje “[…] más apto para el raciocinio” (Huertas: 29). Así mismo, en este periodo se empieza a establecer “[…] un sistema de valores dicotómico, específico y característico de la modernidad” (Ciccia: 40), como se observa en las características enlistadas por Alfredo Huerta y en esta búsqueda neoclásica de distinguir lo real de lo falso, lo concreto de lo abstracto, objetivo sobre subjetivo, exterior sobre interior. Finalmente, en Latinoamérica, la tradición que más influyó fue la francesa, y las ideas de la Ilustración inspiraron –en parte– los movimientos independentistas del continente (Williamson: 286-287).
En torno a su ubicación espacio-temporal concreta, la literatura latinoamericana comparte muchas de las mismas características de las corrientes europeas, pero se diferencia por una intención política de crear un discurso propio para las nuevas naciones, “[…] se estaba en entredicho lo real o no-real fundación de una nueva nación con base en directrices de corte liberal o de corte conservador” (Vrsalovic: 37-38). Además, se ha de enfatizar la lucha ideológica que se suscita en los ámbitos culturales de las nuevas naciones latinoamericanas; Edwin Williamson lo resume en el conflicto entre tradicionalistas y liberales para alcanzar un progreso hacia la civilización y domar la aparente barbarie del periodo postindependentista (Williamson: 285-295). Los tradicionalistas abogaban por un sistema monárquico, mientras que los liberales pugnaban por una república, siguiendo el modelo de la Ilustración (Williamson: 285). En suma, la literatura era vista como un espacio cargado de intenciones y potencial de cambio político, donde los conflictos sobre la gobernanza y organizaciones de las nuevas naciones estaban representados en la creación artística.
Por otro lado, se tiene la biografía del autor, que permite abrir pie al resto de su contexto social y a su pensamiento político. Juan Vicente Camacho Clemente era hijo de Gabriel Camacho y Valentina Clemente Bolívar, sobrina de Simón Bolívar (“Camacho Clemente, Juan Vicente”). Publicó La estatua de bronce en 1854 en El Heraldo (“La estatua de bronce”), periódico que fundó junto con Hilarión Nadal en Lima, Perú (“Camacho Clemente, Juan Vicente”). Camacho Clemente vivió en dicha nación como secretario de Legación de Venezuela, para posteriormente trabajar en diversas posiciones diplomáticas (entre ellas: intérprete, secretario de conferencia, agente secreto) para el gobierno peruano (“Camacho Clemente, Juan Vicente”). Las razones de su residencia en Perú se pueden inferir por la inestabilidad social que se vivía en Venezuela durante el siglo XIX, con crisis políticas y económicas (“Cronología de la historia de Venezuela, 1851-1860”). Además, se ha de presentar que la vida cultural y literaria en Perú floreció a mediados de siglo gracias a la riqueza derivada de la bonanza del guano (La era del guano) (Williamson: 285-295), con escritores notables como Felipe Pardo, Manuel Ascensio Segura, José Antonio Lavalle y Ricardo Palma. Juan Vicente murió el 4 de agosto de 1872, en París (“Camacho Clemente, Juan Vicente”).
Queda demostrada en su biografía, y en los diversos cargos que tuvo, que Juan Vicente Camacho Clemente era un hombre de la política, además de un literato, pero estos dos aspectos se mezclan en sus ensayos, en concreto en los textos: Apuntes para la biografía del Mariscal Blas Cerdeña (1854) y Ligeras reflexiones sobre la cuestión de México (1862). Ambos textos tienen un corte más liberal que tradicionalista. En Ligeras reflexiones… se observa puntualmente la recriminación que hace a los poderes europeos en sus intentos de instaurar un gobierno monárquico en México (Camacho Clemente 1862), aludiendo a época de La segunda invasión francesa, donde su apoyo estaba con Benito Juárez, mientras condenaba Maximiliano de Habsburgo (Camacho Clemente 1862). Otro punto notable a destacar, considerando que Apuntes para la biografía… y La estatua de bronce se publicaron el mismo año en el mismo periódico, es su visión pesimista sobre la realidad post-independentista, donde plasma:
En medio de la grandeza de una revolución que conmovió todo el nuevo mundo, en medio de las dimensiones colosales de un levantamiento unánime de cuyo seno surgieron las grandes ideas de Independencia, Libertad, Derechos del hombre y Soberanía Popular, quedaron flotando como algas en la superficie de un mar irritado, las mezquinas banderías de partido y las menguadas pretensiones de siempre mal entendidas rivalidades. (Camacho Clemente 1854b: 3)
En resumen, se ve su conciencia sobre las condiciones sociopolíticas de Latinoamérica y su indignación ante ellas, el escrito biográfico siendo un intento de reivindicar a los héroes de la revolución y su labor. Finalmente, algo interesante a notar es su valoración a la vez positiva y negativa de Europa; de la primera se alaba su labor civilizatoria en las Américas (Camacho Clemente 1862: 38), y sobre la segunda, condena las diferentes guerras que llevaban a cabo en suelo americano (Camacho Clemente 1854b) y sus intentos intervencionistas (Camacho Clemente 1862).
En suma, La estatua de bronce fue publicado en una época de altas tensiones sociales y luchas ideológicas (y militares), por un hombre comprometido con la vida política de su continente, enmarcado en un movimiento que privilegiaba la mezcla de la subjetividad personal (y todas las cargas ideológicas que de ahí provenían) y la creación ficticia, especialmente en un torno de lo fantástico y sobrenatural. Por ello, se justifica en análisis de la tensión del Romanticismo contra el Neoclásico, de las nuevas propuestas de medio siglo románticas (relacionado, aparentemente, con lo latinoamericano) y las bases independentistas neoclásicas (relacionado, aparentemente, con lo europeo), mediante el conflicto del relato y con centro en el elemento fantástico de la Venus de bronce.
Las dicotomías y sus contradicciones
En primer lugar, se ha de argumentar por la presencia de la dicotomía Romanticismo/Neoclásico en La estatua de bronce, para eso se utilizará el análisis isotópico. Antes de presentar el análisis en sí, se establecen algunas cuestiones preliminares, teóricas y metodológicas, es decir, el marco conceptual de las isotopías y, posteriormente, de la deconstrucción. Se retoma la definición inicial; una isotopía es un sema repetido en una obra, es decir, un determinado significado o contenido repetido a lo largo de todo un texto (Lewis). En lingüística, un sema se refiere tradicionalmente a la sección de una palabra (Real Academia Española), que ciertamente se podría realizar un análisis isotópico a partir de dicha definición. Greimas amplía la denotación de sema en el contexto del análisis de la literatura, para abarcar desde palabras hasta frases completas (Lewis). Además, partiendo del análisis de semas, retoma tres ejes ya mencionados: figurativo, temático y axiológico. El primero se refiere a aquellas cosas directamente perceptibles (las figuras, ej: paloma), lo temático a lo conceptual (temas, ej: la paz), y estos dos se encuadran en el eje axiológico, que es de la determinación positiva/negativa (eufórica/disfórica) de los elementos anteriores. Para el presente análisis se retoma la metodología de Hérbert Lewis, en concreto, su división de la información en una tabla basada en el establecimiento de dicotomías, y ciertos aspectos revisados en la clase de Análisis del Discurso de la profesora Weselina Gascinska, como la identificación de los elementos textuales que incorporan las diferentes isotopías (se adjunta la tabla en los anexos).
Por otro lado, por esta valoración axiológica de los elementos, al analizar las isotopías se tiene el primer paso de la deconstrucción derridiana: el encontrar el logocentro del discurso (del relato) y evidenciar su naturaleza dicotómica (Viñas Píquer: 330-339). Es a partir de los ejemplos textuales concretos y las contradicciones que se resaltan al aplicar el método de Hérbert Lewis, que se continúa el proceso de deconstrucción y se vislumbra el conflicto identitario y político presente en el cuento. Aunque se desviará un poco de la propuesta de Derrida, al plantear como conclusión algún sentido que puede ser interpretado del relato, el punto de enfoque retomado de Derrida es evidenciar las contradicciones inherentes en un discurso mediante la deconstrucción de las dicotomías.
Con lo anterior establecido, las isotopías detectadas en la obra fueron: elementos temáticos generales del Romanticismo, muerte, locura, amor, lo sobrenatural, arquetipo del héroe Romántico masculino, arquetipo de la dama pura como interés amoroso, la vida, lo real, elementos temáticos generales del Neoclásico, elementos del pasado grecolatino, la razón, la belleza ideal, lo sagrado, lo profano, el olvido, el miedo, la felicidad. Las isotopías de muerte, locura, amor, lo sobrenatural y los arquetipos, entran en el paradigma de los temas del Romanticismo ya revisados. Los elementos del pasado grecolatino, la razón y la belleza ideal se enmarcan en características propias del Neoclásico. Por otro lado, la vida, lo real, lo sagrado, lo profano, el olvido, el miedo y la felicidad, son elementos que se encuentran relacionados con ambos movimientos culturales, pero que –en rasgos puramente abstractos– se pueden clasificar de la siguiente manera:
Axiología | Euforia | Disforia |
Temas | Romanticismo | Neoclásico |
Figuras | Vida | Muerte |
Locura | Razón | |
Felicidad | Miedo | |
Odio-olvido-profano | Amor-recuerdo-sagrado | |
Contradicciones | Lo real | Lo sobrenatural |
Pasado Grecolatino-Belleza ideal | Presente Romántico-Caos |
Elaboración propia, 2023.
A primera vista, la clasificación axiológica de los elementos es clara, pero con un análisis más detenido, se empiezan a ver las contradicciones del discurso. Se tiene el paradigma de Romanticismo/Neoclásico claro, con los elementos temáticos ya mencionados y encarnados en el conflicto entre Alberto, un héroe romántico arquetípico, quien sigue las pautas del héroe byroniano (Storied), y la Venus de bronce, el elemento que remite al pasado Grecolatino; además, se tiene la contraposición de locura/razón, vista en la figura de Alberto, por un lado, y su padre por el otro. Hasta la pulsión de vida en el Romanticismo, contra la muerte (atravesada por la estética Romántica) del Neoclásico, se puede leer como coherente, con la exaltación del Yo (“[…] fisonomía llena de fuego e inspiración” {Camacho Clemente 1854a}), frente a la racionalidad fría del Neoclásico (“helados labios”,“inanimada”).
Es en la contraposición felicidad/miedo que se empieza a romper el discurso, teóricamente, se alinea con la valoración positiva del Romanticismo y la negativa del Neoclásico. La felicidad está ligada al amor, que es un elemento que atraviesa ambas partes de la dicotomía, mientras que el miedo se liga a lo sobrenatural, tema propio del Romanticismo, pero que en el cuento aparece junto al elemento Neoclásico. Aquí está el eje de la contradicción; la estatua de Venus es el elemento sobrenatural-fantástico del relato, mientras que la realidad está ambientada en clave Romántica.
Lo anterior se une con la valoración axiológica de este mismo presente Romántico y el pasado Neoclásico, relacionados con los conceptos de caos y belleza ideal, respectivamente. Por ello se remite al inicio del cuento y la contraposición de las siguientes descripciones: “[…] rotas las unas, principiadas las otras y ninguna concluida” (Camacho Clemente 1854a), y “[…] es una estatua colosal de bronce de un trabajo perfecto y acabado”. La primera habla de otras obras de arte (o proyectos) iniciados y abandonados por Alberto, mientras que la segunda habla sobre la estatua de Venus. Los otros proyectos –la indagación de un espíritu Romántico– representa un caos con valoración ‘negativa’ y la estatua como una representación de la belleza ideal, capaz de incitar la adoración, por lo cual tiene una valoración ‘positiva’. Pero, sobre esta misma estatua, retomando la doble naturaleza Romántica y Neoclásica de la Venus, está el hecho de que la estatua (como pieza de arte) se liga también con la belleza Romántica, relacionada con el genio creativo; es la “obra maestra” de Alberto y se describe como si tuviera un “[…] encanto irresistible que tanto conmueve al artista” (Camacho Clemente 1854a).
Por otro lado, se quisiera indagar sobre las dicotomías de amor/odio, recuerdo/olvido y profano/sagrado, que en la manifestación textual los elementos se unen, demostrado claramente por los versos de adoración que le dedica Alberto a la estatua de la Venus: “Yo te adoro, ángel nacido/ de las espumas del mar; / si otros te dan al olvido / yo animoso te he erigido en mi corazón un altar” (Camacho Clemente 1854a). Cosa que se contrapone con el conflicto del clímax del cuento, el casamiento de Alberto y su intento de anular su promesa ‘matrimonial’ con la Venus de bronce, en esto se ve el elemento de lo profano, al ser Venus la diosa romana del amor, la acción de Alberto al casarse con otra persona e intentar quitar su anillo de los dedos de la estatua es un insulto al dominio de la diosa. Por ello, la muerte de la nueva esposa y la locura de Alberto, se lee como una profanación de lo sagrado y, por lo tanto, debe ser castigada.
La contradicción en el discurso de lo anterior se encuentra en que el amor-recuerdo-sagrado está relacionado directamente a lo Neoclásico, mediante su asociación con la figura de Venus, mientras que el odio-olvido-profanación está del lado Romántico, que –al analizar la literatura Romántica general– no tiene coherencia. En obras notables del Romanticismo, el amor es exaltado como el fin último de la vida, ya sea su ausencia leída como una condena o su presencia como una salvación, como se puede ver en Netzula de José María Lacunza, Las penas del joven Werther de Goethe o Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Por ello, y retomando la pareja arquetípica de Alberto y su nueva esposa, se podría esperar que su nuevo amor fuera la salvación frente a la venganza de Venus, pero es este mismo amor que los condena, y es el amor inicial de Alberto hacia la estatua de Venus lo que lo lleva a un destino trágico, a la locura. El amor Romántico no se convierte en el eje salvador del relato, y el amor hacia lo Neoclásico se lee como inevitable (inescapable) y un síntoma de locura.
Conclusiones
De forma resumida, La estatua de bronce es un relato fantástico de mediados del siglo XIX en Latinoamérica, un contexto social y políticamente turbulento. La vida cultural de la época era utilizada como sitio de lucha ideológica, ya sea con corte conservador o liberal, y con la intención de crear las identidades de las nuevas naciones. Juan Vicente Camacho Clemente era un hombre de la política, comprometido con los acontecimientos de su época y con un interés de mantener la viva la memoria de los movimientos independentistas, como se evidencia en sus ensayos; es, además, un escritor del Romanticismo, movimiento característico por la intervención de la subjetividad de una forma más transparente en la creación artística y que sirvió como punto de partida para debatir el problema de la identidad de diversas naciones (no solo en Latinoamérica). Este mismo movimiento es una reacción contra el Neoclásico, corriente que en Latinoamérica inspiró en gran medida los movimientos independentistas.
El cuento presenta una tensión entre las corrientes literarias Románticas y Neoclásicas, con elementos característicos de ambos movimientos presentes y, usualmente, como elementos contradictorios, por ejemplo la locura/razón o la presencia de la pareja romántica arquetípica frente a la estatua de la diosa Venus; elementos que se vislumbran a partir de un análisis isotópico del relato. Dichas figuras se ajustan, a primera vista, a una lectura en favor del Romanticismo, con la Venus de bronce (Neoclásico) en una relación antagónica con la pareja Romántica (Alberto y su esposa). Pero, al pasar a la valoración axiológica, es decir, la categorización positiva o negativa de las isotopías encontradas, es que se vislumbran las aparentes contradicciones del discurso Romántico que condena al Neoclásico, especialmente con la valoración positiva de la belleza ideal relacionada con la Venus y la valoración negativa del amor, considerando este como una condena a un destino trágico. Todo atravesado por la figura dual de la Venus, con su clara asociación Neoclásica y su presentación como el elemento sobrenatural-fantástico del relato, aquel elemento por excelencia Romántico.
Uniendo ambas investigaciones, se podría proponer una lectura política en torno a la lucha filosófica para la consolidación de las nuevas naciones latinoamericanas, un conflicto entre las bases Neoclásicas de los movimientos independentistas y la realidad (presente del autor) de las pugnas internas por el poder enmarcadas en un contexto cultural inclinado al Romanticismo y la creación de la mitológica de las naciones. Empalmando el discurso de Juan Vicente Camacho Clemente en su ensayo Apuntes para la biografía del Mariscal Blas Cerdeña y en La estatua de bronce, se podría leer una lucha interna entre reivindicar las bases ilustradas de la independencia, reconociendo sus limitaciones y sus fallas (su naturaleza antagonista) pero –de forma pesimista– sin lograr encontrar en las nuevas propuestas Románticas una base sólida para la consolidación cultural de Latinoamérica. Cuestión que se puede someter a un análisis más exhaustivo.
Finalmente, se quisiera cerrar con la observación de que, a pesar de ser Alberto el protagonista del relato, el verdadero conflicto se centra entre la estatua de Venus y la esposa sin nombre de Alberto. Por ello, el cuento se podría someter a un interesante análisis desde las teorías feministas y la concepción de la mujer en el Romanticismo.
Referencias
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Anexos
Todo aquello plasmado en elementos son citas textuales del cuento, pero se presiden de comillas por cuestiones estilísticas. Se omiten repeticiones y se resumen sinónimos en una categoría general. Se ponen entre corchetes los elementos que se transcriben en una isotopía para no perder el sentido del fragmento, pero no pertenecen en sí a él. Los fragmentos son divididos por puntos y comas, para mantener el ritmo de la narración; así mismo, se ponen en itálicas los elementos que –a pesar de estar clasificados en una cierta isotopía– son algunos de los puntos de quiebre de la dicotomía Romanticismo/Neoclásico.
Isotopía | Elementos |
Elementos temáticos generales del Romanticismo | tapiz de terciopelo oscuro; profusión de objetos de artes; […] diseminados por todas partes; pínceles; paletas; trozos de {mármol}; aves disecadas; caballetes de pintor; cuadros antiguos; arreos de caza; esqueletos humanos; cinceles; estatuas de estuco, madera y {mármol}, rotas las unas principiadas las obras y ninguna concluida; voluptuosa; su cuerpo, de formas redondas, mórbidas y tentadoras; obra maestra; encanto irresistible que tanto conmueve al artista; contemplar; viajes; brillantes luminarias lanzaban sus reflejos usurpando las luces del día; media luz de la habitación. |
Muerte | helados labios; inanimada; buscaba en vano; todo era inútil; […] sintiendo ya el fin de sus cansados días; […] la ahogó; cuerpo helado. |
Locura | interés imposible de describir; sus labios se agitaban; derramaba lágrimas ardientes, y arrebatado por el impulso de su delirio […]; […] estaba dominado de su febril emoción que sin reparar en lo que hacía […]; estado lastimoso; fiebre tenaz; delirio y calentura; […] dominado por una pasión desgraciada; pasadas manías; arrancándose los cabellos con desesperación cayó en el pavimento; frenético; […] cayó de rodillas en el pavimento, lanzando un grito que no se puede describir; estaba loco. |
Amor | protectora del amor; perfume de amor; hermosa; hondos suspiro salían de su pecho; amoroso; dicha al corazón; yo te adoro; mi corazón; posaba sus labios {de fuego}; desposada; la hacía mil protestas de ternura y de amor eterno; magnífico anillo; prueba de su amor imperecedero; matrimonio; se casaba; esposa; anillo (prenda de amor, sortija, diamante, gaje, prenda); novia. |
Lo sobrenatural | Respira; ojos sin pupilas; boca entreabierta; figura siniestra; en su brazo extendido brillaba como un lucero {el diamante de Alberto; Venus; había apretado sus dedos fríos para no dejarle arrancar {la prenda}; extendió sus brazos y estrechando contra su seno a la {desgraciada joven la ahogó}; voz espantosa; la estatua. |
Arquetipo del héroe Romántico masculino | Era Alberto uno de esos hombres que vienen para ocupar un lugar distinguido en la sociedad; […] de miembros delgados y nerviosos; tenía ojos de mirada penetrante y {fuego irresistible}, una boca que envidiaría una niña de quince años, y una fisonomía llena de {fuego e inspiración}; largos cabellos negros ondeaban, naturalmente rizados […]; infeliz. |
Arquetipo de la dama pura como interés amoroso | La desposada; desgraciada joven, pobre niña; [dobló su frente], todavía coronada con sus azahares virginales y expiró tranquilamente; un cuerpo helado; esposa. |
La vida | fuego irresistible; […] una fisonomía llena de fuego e inspiración; largos cabellos negros ondeaban, naturalmente rizados; vida; nacido; amigo; […] seguramente la variedad de objetos, el placer del movimiento, las novedades que le sorprendían en otros países, efectuaron la curación […]; sano. |
Lo real | salones; […] haberla recibido de su madre; gabinete; habitación; […] sentado unto a una mesa […]; salón; […] colgado y entapizado; Alberto se levantó de su asiento y con lento paso cruzando los brazos […]; ya frisaba el joven los treinta años […]; le dijo una tarde […]; […] y que no aguardaba más que su asentimiento para efectuar el enlace; —Lo que haga usted está bien hecho, le contestó el hijo. |
Elementos temáticos generales del Neoclásico | […] el porte de un hombre del gran mundo; mármol; estatua colosal; […] brazo extendido con gracia como para aceptar lo que le ofrecen y con el otro se cubre ruborosa el seno; noble familia, algunos viajes; […] había ajustado su {matrimonio} […]. |
Elementos del pasado grecolatino (Neoclásico) | bronce; Venus, tú que en carro de nítidas neblinas al vago aliento del Olimpo fuiste; tú que vida del {alma} recibiste en las revueltas ondas del mar; {ángel} nacido de las espumas del mar; Venus de bronce. |
La razón (Neoclásico) | ciencias; cartas geográficas; planos principiados; instrumentos de matemáticas; médicos; buen padre; honorado anciano; volverle el juicio; nombrados profesores; anciano padre; padre. |
La belleza ideal (Neoclásico) | […] le abundaban cualidades morales como se aventajaba en prendas físicas, alto, bien formado; […] un cuello que un estatuario pondría sobre los hombros de un {Apolo} y su apuesta y gentil presencia se descubría la finura aristocrática; gusto exquisito; trabajo perfecto y acabado; belleza ideal; encantadora imagen; […] rica y hermosa joven; magnífica. |
Lo sagrado | centro; recibir una ofrenda; […] murmurara una oración; culto; altar; alma; ángel; yo animoso te he erigido en {mi corazón} un altar; arrodillado; diosa; pedestal. |
Lo profano | Arrancarle; se acercó a {la estatua} para quitarle; arrojó {la estatua} del {pedestal}. |
El olvido | si otros te dan al olvido; tú que un tiempo {el amoroso culto} del universo entero recibías. |
El miedo | quedó trémulo y sin color; hubiera caído sin conocimiento; un sudor helado corrió por la frente […]; trémula y vacilante; […] grito horroroso, sus ojos se fijaron de un modo horrible como si quisiera saltar de sus órbitas. |
La felicidad | amigo; lágrimas de gozo; música; festín; placer; rumor alegre; numerosa concurrencia; baile; felicitaciones; amigos; feliz. |
Elaboración propia, 2023.
En base de “La estatua de bronce” de Juan Vicente Camacho Clemente, 1854.
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