Escrito por: Stephany Ayala Aguilar
Ilustración por: Cassandra Catalina
Te sientas sobre mis piernas y pienso
que ahora estás más ligera.
Yo te aprieto contra mí,
para asegurarme de que estás aquí,
porque, últimamente, se siente
como si te me escaparas entre los dedos,
como una corriente de aire,
como un río de hambruna que te arrastra lejos de mí.
Ayer fuimos de compras.
Yo miro las tallas y pienso
que cero es como no estar. No es nada.
Como esta soledad de estar contigo.
Preparé dos platos para cenar,
pero la única que come soy yo.
Hice dos tazas de café,
pero la única que bebe soy yo.
Compré dos boletos para el teatro,
pero solo yo miro.
Tú estás allá
perdida en los reinos misteriosos del ayuno.
El hambre puede ser una droga adictiva
que te da un letargo mejor que el de cualquier sedante.
¿Con qué sueñas cuando no estás conmigo?
¿Qué miras cuando volteas, y parece que no me ves?
¿Qué rostros fantasmales encuentras dibujados en el mío?
¿O es que acaso soy yo
el fantasma?
Te sientas sobre mis piernas y pienso,
asustada,
si esta será la última vez que te sostengo.
Yo te ciño contra mí,
como se aprietan las manos al rezar,
pero no se puede sostener el agua
y no se le puede rezar al viento.
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