Escrito por: Feraia
Ilustración por: Daniel Todd
I
Heme aquí desentonada
con los vicios de quien no conoce
ni la forma, ni el fondo
sin embargo busca,
en la memoria otras voces guardadas,
con mejor y más voz.
Entonces pido permiso a los ancestros
a las abuelas y abuelos
a quienes estén aquí presentes
porque en esta noche de luna nueva
vengo a interpretar.
Que se cante a la tierra
y se honren los montes
en la quinta puerta
nuestra fortaleza.
Que se cante al agua,
que se honre a los mares.
Lo hablan los peces,
así fluye la vida.
Que se cante al viento
y se sienta en cada rostro
impulso de alas,
movimiento de nubes.
Que se cante al fuego,
que se honren nuestros volcanes,
lava, piedra, nieve
fusión de elementos.
Cuatro elementos habitamos
y ellos nos habitan,
afuera, adentro
sangre, carne, espíritu y aliento.
II
Cuatro puntos miramos,
al oriente, al sur, al poniente, al norte,
en el centro el corazón del cielo
y el corazón de la tierra.
Cuatro rumbos saludamos,
serpientes bellas,
serpiente emplumada
colibrí y espinas,
serpiente de nubes,
serpientes en una falda,
espejo humeante,
el lugar donde se muere y se transforma,
el lugar donde nace la vida,
se confrontan, se unen
en el continuo,
elevamos música al firmamento
y en el inframundo sembramos versos.
Ometéotl, principio dual,
habitas el Omeyocán.
Ometecuhtli, Omecíhuatl,
señor de la dualidad,
señora de la dualidad,
señor de nuestra carne,
señora de nuestra carne,
cuatro hijos engendran,
cuatro rumbos saludamos
Y más allá de la vista
en nuestros corazones envolvemos.
© 2020, Celdas literarias, Reserva de derechos al uso exclusivo 04-2019-070112224700-203