Autor: Miguel Ángel Olarte Casas
Illustrator: Mariel Veronica Urquidi Campuzano
Antes de llamar a Ipsum, su androide, quiere intentar moverse sin ayuda, sin embargo, al igual que otras veces, no puede levantarse de su superficie de reposo. Cada intento le condiciona un desgaste infructuoso. La sensación de ahogo por el esfuerzo y la rigidez de las extremidades y articulaciones le agotan; añora levantarse de su reposo perpetuo. Saber que todos los demás están en las mismas condiciones de incapacidad no le hace sentirse mejor. Quiere ser diferente y demostrar que el virus no será tan fuerte; desea vencerlo y recuperar la libertad, pero nació con los efectos de la infección in utero como todos los nacidos después del 2053: con el corazón crecido, las articulaciones rígidas, los músculos atrofiados, fibrosis en los pulmones e incapacidad para percibir olores y sabores. Estos efectos fueron causados por la infiltración del virus en todos los órganos.
—Ipsum, muéstrame imágenes de niños jugando.
—Ver esas imágenes no le hará bien.
—Tú no me vas a decir lo que puedo ver o no; es lo único que me queda. ¡Muéstrame imágenes de niños jugando!
En una de las paredes de la habitación se proyecta un video en donde aparecen niños corriendo y otros montando bicicletas; todos con rostros de alegría. En el extremo derecho, al fondo, una niña acerca la nariz a unas flores amarillas.
—Ipsum, ¿qué es lo que está haciendo la niña del fondo?
—Está oliendo flores.
—Ipsum, ¿cómo huelen las flores?
—En mi base de datos encontré esto que te puede ayudar a saber cómo huelen las flores. —En la pared se proyectan varias imágenes y videos mientras comienza a escucharse la sonata de la primavera de Beethoven. Las imágenes y videos proyectados le son ajenos a su cotidianidad, pero le fascina ver mariposas amarillas; aves de colores emitiendo sonidos agradables; ríos y cascadas cercadas por plantas verdes, musgo y roca; frutas coloridas y jugosas, y telas de seda y satín.
—Agranda la imagen de la pantalla 13. Una rebanada de sandía se proyectó en todas las pantallas.
—Ipsum, ¿cómo es el sabor de esa fruta?
—La sandía desapareció con la inundación de las costas por el deshielo de los polos. En mi base de datos describen su pulpa como jugosa de sabor dulce y refrescante. Quizá esto te pueda ayudar a entender el sabor de la sandía. —Por el sistema de audio, en un volumen alto, comienza a sonar la canción Summertime de Mungo Jerry. En las pantallas se proyectan imágenes de personas asoleándose en la playa, cuerpos sudando, niños jugando en una alberca, unos labios recorridos por un cubo de hielo y gente saltando y nadando en un lago.
—Ipsum, ya no quiero ver ni oír nada, ¡déjame solo!
—Claro. Aquí estaré para cuando me necesite.
Fija la mirada hacia el muro blanco en donde están proyectadas las imágenes y le brotan algunas lágrimas por el canto de los ojos. La emoción le provoca un latir a tropel del corazón y dificultad para respirar. Coloca la mascarilla de oxígeno y trata de inhalar a bocanadas.
—Tampoco podemos sentir emociones con estos cuerpos inservibles que solo son contenedores de mentes también inválidas.
—Ipsum, desconecta mi sensor de signos vitales de la red global.
—No me es permitido. Si no tengo registro de tus signos vitales, no podré emitir las alarmas al servicio de emergencias médicas.
—No es necesario que informes nada. Mi sistema está fallando. Activa la señal de fuera de servicio.
—Sistema de monitoreo marcado como fuera de servicio. El proveedor evaluará la falla vía remota y el sistema se restablecerá en 15 minutos a partir de la desactivación.
—Perfecto. Ipsum, quiero escuchar The gunner’s dream de Pink Floyd al máximo volumen.
La pista comenzó a sonar y, como si le otorgara la fuerza de la que carecía, pudo incorporarse para quedar con el torso separado de la superficie de reposo. Notó cómo los dedos de las manos se tornaban azulados y la falta de aire lo nubló por un momento. La taquicardia y la dificultad respiratoria se exacerbaron, pero pudo mantenerse erguido. Al escuchar “Where you can speak out loud about your doubts and fears. And what’s more, no one ever disappears” recuperó las fuerzas y se dejó caer hacia el frente. El peso de la cabeza y el torso permitió que cayera boca abajo. El contacto del cráneo sobre el suelo generó un sonido que se enmudeció cuando el volumen de la pista se elevó .“And hold on to the dream”. Volvió a abrir los ojos; la vista desde esa perspectiva le gustó y una mueca de sonrisa se dibujó en su rostro. Notó cómo se teñía de rojo el piso. Podía escuchar el rápido latir de su corazón. La angustia y la falta de aire no le asustaron. El rojo se comenzó a tornar negro de forma gradual mientras se escuchaba la parte final de la canción “We cannot just write off his final scene. Take heed of the dream. Take heed.”
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