Escrito por:María Guadalupe Ríos Enríquez
Fecha de publicación: octubre 2024
Resumen
El body horror es uno de los subgéneros del cine de terror donde el cuerpo es lo primordial para generar en los espectadores las sensaciones de miedo, repulsión, aversión o náusea. A diferencia del resto de subgéneros que también componen a este tipo de cine, el cuerpo se vuelve el objeto de horror para quien lo habita sin poder hacer nada al respecto o que el resto de los protagonistas puedan detenerlo. Dans ma peau (2002) de Marina de Van y Thanatomorphose (2012) de Éric Falardeau son dos filmes pertenecientes a este subgénero, pero plantean una relación de lo corporal desde lo femenino que remite a lo que se narra en La metamorfosis de Franz Kafka, por lo que el siguiente ensayo busca plantear un punto de comparación entre las tres obras.
Palabras clave: Cine, corporalidad, femenino, terror, kafkiano.
Introducción
La corporalidad en el cine de terror se asocia por lo general a los efectos y transformaciones que éste tenga o por el cual se ve envuelto, ya sea que lo dañe alguien más con el fin de generar dolor o que lo destrocen hasta no dejar rastro, etc. En cualquiera de sus variantes, el cuerpo se hace presente directa o indirectamente, sin embargo, para esta ocasión se posicionará desde el subgénero del body horror o terror corporal. Aquí el cuerpo es el protagonista y por el cual girará toda la trama del filme, algunas de las películas más representativas de este género son The thing (1982) de John Carpenter y The fly (1986) de David Cronenberg, siendo este último el mayor exponente del subgénero.
Dans ma peau (2002) y Thanatomorphose (2012) son dos filmes considerados parte del body horror, pero con la peculiaridad de que quien habita el cuerpo son mujeres, y son ellas mismas las que además de ser víctimas son victimarias. Si bien, a diferencia del Slasher y el sadomasoquismo, lo que llega a sufrir el cuerpo es por lo general una transformación en donde el sujeto que la vive no puede hacer nada para detenerlo, es impotente ante la situación, el cuerpo es lo monstruoso. No es perpetrado con un fin que aluda por completo al placer –de cualquier tipo– de un tercero, es explícito, aunque sin llegar al punto del nuevo cine extremo francés o el gore; pero, dado que las protagonistas de estas películas son mujeres la relación es diferente. No sienten por completo terror u horror, lo que llegan a hacer con él es un acto simbólico de su psique o de la situación en la que viven.
De ahí que, se les puede asociar hasta cierta parte con el personaje de Gregor Samsa de Franz Kafka, por ello, el siguiente trabajo tiene por objetivo comparar la exploración de la corporalidad en los filmes Dans ma peau (2002) y Thanatomorphose (2012) con la obra de La metamorfosis de Franz Kafka respecto a este personaje (Gregor Samsa).
Es preciso mencionar que lo que se narra a continuación debe ser tomado a discreción por el lector, ya que puede ser bastante descriptivo al momento de narrar las transformaciones de lo corporal o las acciones de los personajes, puesto que involucra sangre, heces fecales, automutilación, violencia física, etc. En la medida de lo posible se tratará de omitir detalles y sólo se mantendrán aquellos que ayuden a comprender el personaje, además, de que de ninguna forma se apoya y se fomenta cualquiera de estas prácticas.
Body horror: el cuerpo como monstruo
El body horror es uno de los subgéneros que forman parte del cine de terror, su primera mención formal más allá del cine de Cronenberg fue en el ensayo del crítico australiano Phillip Brody en la década de los ochenta titulado Horrality- the textuality of contemporary horror films, en el cual, por una parte, se hace mención de los antecedentes cinematográficos que devinieron posteriormente en la aparición de este nuevo cine de horror.
Por otra parte, explica lo que él considera son las características de esta nueva variante, haciendo especial énfasis en el tratamiento visual del cuerpo, o por lo menos en las películas y directores que se proyectaron como los pioneros de esta nueva ola. De las cuales se pueden rescatar las siguientes: la construcción, empleo y manipulación del horror (Brody: 279), la destrucción del propio cuerpo (Brody: 280) y el constante cambio entre cada película respecto a los efectos especiales, la trama, el horror, el suspenso, el humor y el tema (Brody: 284).
No obstante, el estudio de la corporalidad en el séptimo arte no es algo nuevo, diversos autores y corrientes han venido estudiando el fenómeno del cuerpo en el cine de terror, por mencionar algunas autoras esta Linda Williams, Carol J. Clover, Julia Kristeva, Barbara Creed y Laura Mulvey (Olea: 60-62).
La potencia del cuerpo provendría entonces del rompimiento de la normatividad corporal, a la vez de considerar su propiedad comunicativa al ser un medio para “la experimentación formal y narrativa, la denuncia de formas de violencia y el cuestionamiento de los modos de subjetivación y visualidad hegemónicos.” (Olea: 65) Lo corporal deja de sólo de ser algo que responde primordialmente al realismo, será ahora un medio simbólico o metafórico de algo más que lo atraviesa, pero que se hace presente indirectamente a través de ese realismo corporal. No es que lo deje, sino que lo lleva a otro nivel donde se abren más puertas por las cuales ciertos planteamientos antes impensables se entremezclan.
La transformación en Dans ma peau y Thanatomorphose
Mariana de Van dirigió y actuó su ópera prima Dans ma peau del año 2002. En ella conocemos a Esther, una mujer adulta que trabaja en una agencia de relaciones públicas. Una noche tras asistir a una fiesta en donde raspa su pantalón por accidente mientras caminaba en la parte de atrás de la casa, el cual estaba lleno de pilas de escombros. Sin mostrar ninguna señal de dolor continua como si nada hasta regresar a la fiesta, en un momento va al baño y al mirar el piso descubre que está manchado de sangre; inmediatamente revisa su pierna y descubre que tiene una herida bastante significativa, pero no siente nada de dolor.
Este es el comienzo de una nueva experiencia corporal, su cuerpo pareciera no responder a estímulos de dolor de ningún tipo, al principio le causa una especie extrañeza y curiosidad que su cuerpo no se comporte de la manera en que debería. Los primeros rastros de la transformación provendrán de su propia mano, comienza con su pierna herida al quitar las suturas que el doctor le puso, después en una especie de necesidad compulsiva con un objeto punzo cortante agranda la herida de su pierna hasta sentirse satisfecha. A pesar de saber las consecuencias que pueden provocar sus acciones, eso no la detiene, continúa explorando los límites de lo corporal de su nuevo cuerpo tras su fascinación.
El punto de quiebre llega con la cena de negocios de su compañía, todo parece ir bien, a excepción de la mano de la protagonista que parece moverse contra su voluntad, por un momento observa lo que sería simplemente su mano izquierda separada de su brazo. En un intento por frenar los actos compulsivos, sujeta la mano debajo de la mesa e intenta aparentar que nada sucede, aunque sigue intranquila y ansiosa. La cena implica un paso importante para su carrera, no puede arruinarlo; en el transcurso de la escena vemos que no sólo es Esther quien lucha por aparentar normalidad, el resto de los invitados que al percatarse uno por uno del comportamiento extraño pretenden que nada sucede.
En su desesperación por intentar no arruinar la cena la protagonista corta múltiples veces discretamente su mano con el cuchillo de la mesa, luego deja de ser solo la mano, ahora es la pierna. Sin poder aguantar más, se retira y baja a la bodega del restaurante para continuar cercenando su cuerpo, el deseo y el éxtasis por seguir lastimándose nubla su alrededor; pero al ser interrumpida regresa a la mesa mientras que a lo lejos por la ventana nota un hotel.
En la siguiente escena está Esther en la habitación del hotel cortando su cuerpo con toda la libertad que le pueden brindar la intimidad, ya no hay nada que la detenga de disfrutar la piel que habita. Es el punto sin retorno, deja de lado todo, sólo es ella; a partir de aquí, la protagonista se va consumiendo en el placer que otros consideran aberrante y enfermizo. Su amiga/compañera de trabajo y su pareja son los únicos que conocen su secreto, pero no pueden hacer nada para detenerla. Ante la posibilidad de perder su trabajo, su relación y hasta su propia integridad, se entrega por completo al cuerpo, con la ayuda de cuchillos y de hasta sus propios dientes destroza y devora diferentes partes de su cuerpo, incluso corta un pedazo grande de su piel para conservarlo y mantenerlo lo más cerca posible, aunque sin formar en sí parte de ella.
La espiral descendente es tanto que su imagen personal no le importa, ya no pretende ocultarlo o encajar en la normatividad del mundo exterior, en su cara quedan los rastros de la sesión íntima que tuvo ella consigo misma. No obstante, reconoce que no es para siempre, tiene que regresar a la sociedad. Una vez finalizada la autolesión, se viste, recoge sus cosas y sale de la habitación dejando todo tal cual, no sin antes avisar a su pareja y trabajo que ya está mejor para regresar a sus actividades cotidianas.
Diez años después, se estrenó otra ópera prima de una temática similar, Thanatomorphose del director Eric Farladeau, a diferencia del anterior filme, la transformación corporal que sufrirá Laura –la protagonista– se verá manifestada en una descomposición progresiva que irá desde la aparición de hematomas hasta llegar a lo cadavérico en su máxima expresión.
Laura es una joven escultora que vive dentro de una relación abusiva por parte de su pareja Antoine, aunque reconoce su situación no busca salir de ahí, cree que Antoine aún puede cambiar. Su vida se encuentra estancada, aunque no se nos revela mucho podemos intuir que no es lo que espera, sabemos sólo tres cosas fuera de la dinámica de su relación: uno, que su solicitud para una beca ha sido denegada; dos, uno de sus amigos tiene un tipo de interés por ella; y tres, que tiene problemas para terminar una pieza escultórica.
La primera manifestación de un cambio corporal viene de un moretón en su hombro que nota tras haber tenido relaciones sexuales con su novio, no pasa mucho tiempo para que se hagan notar los siguientes signos: caída de uñas y de cabello, abrasiones en la piel, más hematomas y heces fecales mezcladas con sangre. Conforme se presentan estos síntomas la protagonista se preocupa en cierta medida, pero sin llegar a pedir ayuda, intenta solucionarlo por su cuenta a través de los productos médicos básicos (curitas y vendas) que tiene en su departamento.
El único que se da cuenta que algo pasa es su amigo Julian, intenta persuadirla para que abandone a su pareja y vaya a un hospital o consulte un médico, pero no lo logra. En cambio, por la cercanía de los dos Laura decide practicarle una felación, aunque él no está convencido termina por ceder. Alcanzando el orgasmo, no se vuelve a tocar el tema de la ayuda y abandona el lugar dejando atrás a Laura, lo cual deja ver que lo único que le interesa es el placer sexual que pueda obtener de ella.
De ahí en adelante, veremos a Laura luchar por mantener cierto grado de integridad de su cuerpo, sin embargo, no es suficiente, sus esfuerzos son en vano. Durante este tiempo, ella se encuentra sola, nadie se preocupa por su ausencia; puesto que no sabemos cuánto tiempo ha permanecido dentro de su hogar, notamos que el tiempo es algo considerable por el aspecto que va teniendo el espacio, casi como si acompañara su descomposición.
En los momentos finales de la película, el aspecto de Laura es visualmente deplorable, no hay rastros de lo que alguna vez fue, lo poco que nos permite entender que aún es una persona son sus expresiones faciales y las pupilas de unos ojos que aún no los alcanza la necrosis. Regresa a escena primero su novio, Antoine, el cual es asesinado por Laura tras un episodio de ira, en el cual deja salir todo lo acumulado tras repetidos abusos físicos y psicológicos, ella entonces se masturba al recordar lo que acaba de hacer. Después llega Julian, que al no reconocerla intenta ayudarla, pero igual termina muerto a manos de ella mientras repetidamente le grita y le reclama que ahora ya no es alguien atractivo del cual puede obtener placer sexual.
Al final, la protagonista busca salir del departamento, no lo logra por la carne que se cae en pedazos de sus huesos, una mancha de sangre y carne se impregnan en el piso junto a los últimos alaridos de ella para por fin desaparecer.
Entre el cuerpo kafkiano y el cuerpo femenino
“Una mañana, cuando Gregor Samsa despertó de unos sueños agitados, se encontró transformado en su cama convertido en un bicho monstruoso” (Kafka: 31). Así empieza el relato de La metamorfosis de Franz Kafka, el habitar como insecto será su nueva corporalidad, al principio cree que se trata de un sueño o de los vestigios de este, por lo que tarda en reconocer su nueva piel a pesar de poder verla.
A lo largo del relato vamos conociendo la vida que tenía Gregor antes del incidente, era el pilar económico de la familia Samsa, no sólo por proveer el gasto sino por hacerse cargo de las deudas. Tenía como objetivo dejar de ser un vendedor en un lapso de cinco años tras saldar los intereses que debía su familia para poder dedicarse a lo que quería y poder pagarle a su hermana sus estudios en el conservatorio. Pero, tras el súbito cambio de su cuerpo, todo eso quedará en el olvido.
La mayor parte de la trama se desarrolla dentro de la casa, más precisamente en la habitación del protagonista, puesto que es el lugar donde pasará la mayor parte del tiempo con su nuevo cuerpo. Lo primero que se debe notar en el relato es que en ningún momento Gregor se siente horrorizado por quien es ahora, aunque tampoco es que lo acepte, sin embargo, cree que en cualquier día regresará a lo que una vez fue. La incomodidad, la pesadez y la dificultad de movimiento junto a la comunicación, es con lo que principalmente él lidia, esto lo podemos saber en las primeras páginas cuando su supervisor como su familia intentan persuadirlo de que abra la puerta de su habitación, desconociendo el estado en el que ahora se encuentra. De igual forma, cuando intenta comunicarse con su familia, ya sea al responder las preguntas o en las conversaciones que tienen respecto a su situación.
Con el paso de los meses, vamos descubriendo el mundo interno del protagonista con lo que llega oír, ver y sentir, al principio un tanto optimista de que su situación se arreglará, después impotencia, desagrado y resignación para finalmente terminar con dar fin a su propia existencia tras las molestias que ocasiona a su familia.
Este mundo interno llega a ser algo similar al que viven Laura (Thanatomorphose) y Esther (Dans ma peau) es sus propios universos cinematográficos, aunque claro, con sus propias transformaciones corporales. La primera con la imposibilidad de escapar de una relación violenta, y la segunda, con el manejo del estrés y la ansiedad ante ciertas situaciones. Cada una refleja estos malestares en sus cuerpos, aunque con una ejecución y desenlace diferente.
Ambas repentinamente se percatan que a sus cuerpos les sucede algo extraño y de manera paulatina irá avanzando de una u otra forma (descomposición y mutilación); de igual manera no le dan mucha importancia, al ser más prominentes las manifestaciones corporales verán afectaciones en el ejercicio de su cotidianidad. Del exterior se volcarán al mundo interno, la habitación y el departamento es donde se desarrolla principalmente la trama, su único testigo. La gente que las rodea y descubre lo que pasa inician por intentar ayudar de alguna forma, pero no lo logran.
No obstante, sus sentimientos difieren, Esther lo disfruta a comparación de Laura que se preocupa en un inicio hasta aceptarla, pero el placer no está presente como tal en la podredumbre de su cuerpo, sólo cuando asesina a las dos personas que la han dañado. Si bien, Esther cuenta con el apoyo de su pareja, quien al saber lo que hace se enoja y frustra por no poder detenerla, lo único que puede hacer es confiar en la palabra de su novia; queda entonces inconclusa la situación con él, pues la película nunca nos muestra su reacción ante las heridas más visibles que se generó Esther.
Gregor pasa por algo similar, cuando su familia descubre su nueva corporalidad, más allá del asco y la repulsión que sienten al verlo o al convivir con él, lo consideran parte del núcleo familiar, su hermana atiende sus necesidades, habla con él y es una mediadora entre ambas partes, incluso se refiera a él por su nombre. La madre todavía ve en él un hijo pese a no poder entablar una comunicación, al punto que ruega para que la dejen entrar a la habitación y verlo (Kafka: 68). Su percepción cambia casi al finalizar la historia, dejan de verlo como algo que llegó a ser humano una vez, es una carga que debe desaparecer; los cuidados, alimentación y limpieza quedaron atrás, no hay quien se pueda ocupar de ellos tras la agitada vida que ahora tienen para poder subsistir. Y tras saber de su muerte por la sirvienta, los tres (padre, madre e hija) se alegran y vuelven a respirar tranquilos, el estorbo se ha ido, así que es una carga menos con la que deben lidiar.
Si bien, en el cine de horror el cuerpo femenino es crucial para la mayoría de las historias, ya sea si es víctima o victimaria, pues considerando que por lo general los directores son varones, hay cierta predilección de una mirada masculina. En el libro de Barbara Creed The monstrous-feminine. Film, feminism, psychoanalysis analiza los arquetipos por los cuales las mujeres han sido representadas en el cine, aún más en el género del horror; la mujer representa lo inusual para los varones, pues es algo que por sí mismo es monstruoso.
De ahí que, las historias de Esther y Laura tienen ese twist del de Gregor, más específicamente con Esther. La directora ha mencionado de manera abierta en entrevistas que el filme representa una etapa de su vida en la que llegó a cortar su cuerpo, dejando en claro que se aleja de la depresión sino desde el autodescubrimiento (Macfarlane). Cabe mencionar, que dentro de su filmografía esta es la única película de este tipo y que ella misma no la considera cine de horror (Macfarlane). Laura por otra parte, deja en claro que su cuerpo es una metáfora de su situación con su vida y su pareja, ya que es objetivada para el placer sexual masculino, su parte humana es humillada y dejada al lado. Por ello, su cuerpo reproduce ese estadio interno y esa impotencia por escapar de ahí; concluye entonces, que su única forma para poder solucionarlo es al asesinar a las dos personas que le han hecho daño, aunque al final muere, le queda como consuelo el haberse liberado.
Conclusiones
Recopilando un poco lo que se ha venido escrito, los tres personajes (Gregor, Esther y Laura) tienen un común el vivir una vida en la cual no están por completo satisfechos o conformes, Gregor al ser un vendedor, Esther ante las situaciones negativas y Laura con el abuso por parte de su pareja; y que en la serie de transformaciones por las cuales se ven atravesados encuentran una salida del mundo interno que los atormenta al poder manifestar físicamente aquello que es mental y/o emocional.
Sin embargo, como lo enfrentan es lo que permite dejar ver no sólo la personalidad de cada uno de ellos, sino cómo lidian tanto consigo mismos como con la gente que los rodea. Gregor que al no terminar de aceptar su situación decide que por el bien de su familia es mejor que desaparezca; Esther, disfrutando la válvula que le da su cuerpo sin importarle las consecuencias que eso le traigan; y Laura, que intenta mantener unido algo que desde hace mucho tiempo debió terminar, pero que no lo logra satisfactoriamente, sólo de manera parcial.
Fuentes bibliográficas y audiovisuales
Brody, Phillip. “Horrality-the textuality of contemporary horror films”, en The horror reader. Ken Gelder (ed.). Londres y Nueva York: Routledge. Taylor and Francis Group, 2002: 276-284.
De Van, Marina, directora. Dans ma peau. Performance de Marina de Van et al., Mike Fromentin, 2002.
Falardeau, Eric, director. Thanatomorphose. Performance de Kayden Rose et al., Benoit Lemire, 2012.
Kafka, Franz. La metamorfosis. Traducción de Juan José del Solar. México: Castillo, 2014.
Macfarlane Steve. “Pieces of Me: Marina de Van talks with Steve Macfarlane” [en línea]. En Screen Slate, 2 de agosto de 2022. Disponible en https://www.screenslate.com/articles/pieces-me-marina-de-van-talks-steve-macfarlane [6 de julio de 2024].
Olea Romacho, Miguel. “Body horror: Políticas del cine de terror más allá del cuerpo y el relato normados” [en línea], en Brumal Revista de investigación sobre lo fantástico, vol. 11, núm. 2(2023): 57-77. Disponible en: https://doi.org/10.5565/rev/brumal.895 [6 de julio de 2024].
Stopenski, Carina. “Exploring mutilation: women, affect, and the body horror genre”, en Sic: A journal of literature, culture & literaty translation, vol. 12, no. 2 (2022): 1-19. Disponible en: https://hrcak.srce.hr/279343 [5 de julio de 2024]
Towlson, Jon. “Interview: Eric Falardeau | THANATOMOSPHOSE” [En línea]. En Starburst. Disponible en https://www.starburstmagazine.com/features/interview-eric-falardeau-thanatomorphose/ [6 de julio de 2024].
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