Escrito por: Lucía Albarrán Hernández
Fecha de publicación: marzo 2024
Resumen
La segunda novela de Chris Pueyo relata la vida de su abuela. Se trata de una autoficción enriquecida por la pluma poética del autor y el juego de dos voces narrativas que se complementan a la perfección. En este ensayo se analizan los diferentes recursos utilizados por el autor para mantener al lector cautivado de principio a fin.
Palabras clave: Análisis literario, autoficción, voz narrativa, España, metáforas.
Christian Martínez Pueyo nació en Coria del Río, en Sevilla, la nochebuena de 1994. Estudió Literatura General y Comparada en la Universidad Complutense de Madrid y publicó su primera novela, El chico de las estrellas (2015) a los veinte años de edad (“Chris Pueyo”).
Publicada en 2019, La abuela es su segunda novela y cuarta publicación en general. Se trata de una autoficción[1] en donde nos relata la vida de su abuela Carmen, quien no sólo se dedicó a criar a Chris, sino también pasó por relaciones abusivas y tuvo que enfrentarse al sistema judicial de la España de Franco en más de una ocasión.
La perspectiva de una mujer viviendo bajo la dictadura de Franco es de por sí valiosa, pero a La abuela se le suma la pluma poética de Chris Pueyo, y todo el carisma que carga su modo de narrar.
Es la voz narrativa del autor con la que nos encontramos primero. Desde su presente, describe cómo se le ocurrió la idea para escribir el libro (su abuela le dijo que tenía preparado su testamento, y eso le provocó miedo de perderla) y nos da contexto sobre por qué su abuela es la persona más importante en su vida. Su narración utiliza recursos literarios como metáforas y símiles (la idea de que la historia de Carmen es un chicle que él tiene que irle jalando de la boca es una metáfora recurrente a lo largo del libro) para mantener al lector enganchado, y, lo que me parece más importante, rompe la cuarta pared:
Es la vida de mi abuela y mi abuela vive en este libro.
No te agobies, querido lector.
Es pequeño y voy contigo.
¿Lo tienes? Pues ya está.
Vamos con la abuela.
Tienes que conocerla. (Pueyo: 13)
Es un recurso que aparece también en El chico de las estrellas, efectivo para crear vínculos y cercanía entre autor y lector (es por eso que en este ensayo me he tomado la libertad de llamar a Chris por su nombre en vez de por su apellido[2]), pero también puede caer en lo redundante o insistente.
En el caso de La abuela, la voz de Chris se mezcla con la de su abuela. Donde él funge como narrador testigo al relatar fragmentos de la vida de su abuela, la voz de Carmen aparece como un narrador protagonista; cuenta sus propias memorias, en pasado, desde el yo. El libro, además, mantiene un formato que vuelve fácil la diferenciación de las voces; la narración de la abuela aparece con sangría y en un tamaño de letra más pequeño a la de Chris.
Las voces se ayudan para contar una sola historia coherente; a veces Chris presenta la escena y luego Carmen toma las riendas, o al contrario; el capítulo empieza de lleno con la voz de Carmen hasta que Chris interrumpe la narración. Este último ejemplo suele ser recurrente, y normalmente se da porque Chris quiere saber más de la historia.
Me parece un gran ejemplo de metempsicosis, término griego que retomaré al igual que Piglia: “[…] la metempsicosis es una metáfora de los efectos de la lectura, las vidas posibles, las vidas deseadas, las vidas leídas. El tema del libro que se lee se autonomiza, como una vida paralela. La lectura produce una escisión, un desdoblamiento” (162).
La idea de que el mismo libro esté lleno de interrupciones puede parecer frustrante y cansado, pero la realidad es todo lo contrario; Chris no abusa de las interrupciones, y cuando las utiliza, hacen eco de lo que el lector está pensando; ¿y luego?, ¿qué pasa después?
Se da la metempsicosis, y cuando se rompe, es de manera intencionada. Chris juega con el lector, lo sacude y le genera emoción; le recuerda que en este libro, él es tan espectador como cualquiera que lo lea.
Las interrupciones también sirven para dar pistas sobre el proceso de creación del libro. Tomemos por ejemplo el siguiente fragmento:
—Lo estás contando mal —dice mi abuela, interrumpiendo el libro.
—¡¿Por qué?!
—Porque has olvidado empezar con el dato más fundamental.
—No. Eso se llama spoiler, abu.
—¿Es…qué?
—Spoiler.
—Bueno, mira, lo cuento yo que cada día estás peor. (100)
En este caso, es Carmen quien interrumpe la narración de Chris. La presencia del diálogo tiene una función tanto cómica como de transición, pues permite que después de él empiece la narración de la abuela. Además, crea una escena ajena a la historia principal sin apenas utilizar descripción, y no por eso es menos vívida; abuela y nieto sentados, quizás en una sala, quizás en un comedor; narrando una historia, quizás en voz alta, quizás turnándose una misma computadora. Le toca al lector llenar las incógnitas sobre esta parte del proceso de creación del libro. Y digo esta parte porque en la misma novela se nos narra otras partes de cómo llegó a ser.
En Filosofía de la composición, Poe dice: “He pensado a menudo cuán interesante sería un artículo escrito por un autor que quisiera y que pudiera describir, paso a paso, la marcha progresiva seguida en cualquiera de sus obras hasta llegar al término definitivo de su realización” (1). En La abuela, está descrita no sólo la idea que propició la creación de la novela, sino también procesos como la elección de portada (Pueyo: 222), la elección de los nombres de los personajes (22) o la misma (in)acción del escribir:
Oye, lo siento.
Llevas casi un mes abandonado. (61).
Resalto esta última porque es difícil que los lectores lleguemos a saber exactamente cuánto tiempo se pasó un autor trabajando un texto. Además, me parece interesante pensar que todos los escritores pasan por periodos de inactividad creativa, por una u otra razón.
Para hablar sobre los nombres de los personajes, primero debo hablar de la noción de extrañamiento. Shklovski dice “[La finalidad de la imagen] no es la de acercar a nuestra comprensión la significación que ella contiene, sino la de crear una percepción particular del objeto, crear su visión y no su reconocimiento” (8). Es decir, las imágenes poéticas se le deben presentar al lector de manera extraña, le deben hacer pensar lo cotidiano como algo extraordinario.
En La abuela, el extrañamiento está presente no sólo en el lenguaje poético de Chris, sino también (y de manera más evidente) en la presentación de los personajes. A lo largo de la novela se menciona el nombre real de casi todos los personajes, pero en algunos casos, lo que más se utiliza es un epíteto. Carmen no sólo es Carmen o “la abuela”, sino también es “La Chica de Alambre” en su juventud y “La Dama de Hierro” en su adultez. De igual manera, están El Francesito, El Cabezón, La Mano Derecha de Dios (cuyo arco de personaje lo llevará a convertirse en El Puño Izquierdo del Diablo) o El Hombre Bueno. Los padres de la abuela (los bisabuelos de Chris) son La Mujer Fantasma y Manos de Fuego. En algunos casos, Chris explica cómo se eligieron estos epítetos: “Ninguno de los nombres de nuestra historia está elegido al azar, querido lector. He decidido bautizar a mi bisabuelo como Manos de Fuego por los primeros recuerdos que tiene mi abuela de su padre” (Pueyo: 22).
De igual manera, la utilización de imágenes, poemas y capítulos alternativos apoyan a la sensación de extrañamiento brindada por la novela. Para concluir, voy a dejar que Chris defienda su propia visión creativa: “Mi trabajo es emocionar, y si quiero meter fotos en un libro, meto fotos. Si quiero meter capítulos alternativos en mi novela, meto capítulos alternativos. Si quiero meter una cara feliz en este capítulo, meto una maldita cara feliz. Mira: :)” (40).
Bibliografía
“Chris Pueyo” [en línea]. En Editabundo Agencia Literaria. Disponible en: https://editabundo.com/chris-pueyo-2/ [5 de diciembre de 2023].
Faix, Dóra. “La autoficción como teoría y su uso práctico en la enseñanza” [en línea]. En Biblioteca Cervantes, 2013. Disponible en: https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/publicaciones_centros/pdf/budapest_2013/14_faix.pdf [5 de diciembre de 2023].
Piglia, Ricardo. “Cómo está hecho el «Ulysses»” en El último lector. Debolsillo, 2014.
Poe, Edgar Allan. “Filosofía de la composición” en Internet Archive, 14 de noviembre de 2016. Disponible en: https://archive.org/details/filosofia-de-la-composicion-poe/mode/1up [4 de diciembre 2023].
Pueyo, Chris. La abuela. Barcelona: Editorial Planeta, 2019.
Shklovski, V. “El arte como artificio” [en línea]. En Cátedra Melon, agosto de 2023. Disponible en: https://www.catedramelon.com.ar/wp-content/uploads/2013/08/El-Arte-como-Artificio.pdf [4 de diciembre 2023].
[1]Término acuñado por Doubrovsky en 1977 que define una “ficción de acontecimientos y hechos reales”. (Faix: 129). Permite que los hechos reales escapen de las formas rígidas que imponen textos como la autobiografía o la crónica.
[2] También hay que tomar en cuenta que el autor está jugando el rol de personaje dentro de su propia obra.
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