Escrito por: Fátima Orozco
Fecha de publicación: marzo 2024
Cira: 19 de marzo, 6:17 pm.
La casa está siempre llena de ruido, parece que Dalia lo trae como una parte esencial de su ser. Si no es la música a todo volumen, es el ruido de los platos al lavarse, o el sonido de la escoba cuando barre, y el rechinar de los muebles cuando los acomoda, por no mencionar las llegadas nocturnas en las que no le importa despertar a alguien.
Dalia: 23 de marzo, 9:40 am.
Cira es de las personas más raras que he conocido, y conocido es solo una palabra sin verdadero significado, pues nunca la he visto ni he hablado con ella. Es demasiado silenciosa, como si nunca estuviera, como si su corazón latiera tan bajo que ni con aparatos médicos se pudiera escuchar. A veces ni siquiera sé si está en la casa.
Cira: 24 de marzo, 6:21 pm.
A pesar de que llevamos 3 meses viviendo juntas, nunca he visto a Dalia, pero puedo imaginarla: posiblemente delgada, tal vez estudia ballet o algún tipo de danza (si algo me dicen los pasos que escucho al otro lado de la pared). Sé que cuando está en casa usa la cafetera dos veces seguidas, barre tres días a la semana, le gusta comer mucha fruta y ella huele a canela.ambién tiene el cabello de color morado, y siempre deja la regadera llena de tinte.
Dalia: 1 de abril, 3:18 am.
No hay mucho que decir de Cira. Sale y regresa a la misma hora todos los días; parece tener una vida aburrida. Siempre deja la ventana de la cocina abierta y suele pegar notas en mi puerta que dicen que debería apagar las luces cuando no las esté ocupando. Debo admitir que es una mala costumbre, pero siempre lo olvido. También parece ser olvidadiza; deja las cajas de cereal y leche afuera casi todos los días. Empiezo a creer que vive con prisa, que ni tiempo le da de guardar lo que utiliza.
Cira: 5 de abril, 9:48 pm.
Dalia no ha llegado, y sé que tal vez no debería preocuparme porque no tiene un horario, y no importa qué tan tarde sea, ella siempre regresa. Tengo la idea de que ni siquiera sabe qué está haciendo la mayor parte del tiempo; tal vez es de las personas que no saben qué hacer con su vida y solo se dejan llevar. También creo que ese novio que tiene y con quien habla hasta muy tarde no es bueno para ella; cuando terminan sus llamadas, incluso sus pasos parecen tristes.
Dalia: 8 de abril, 11:37 pm.
Cuando llego a casa, Cira ya se ha ido, y a veces, cuando regreso, ya está encerrada en su habitación. Nunca nos vemos; puedo apostar a que espera a que yo entre a mi habitación para salir. Ni siquiera me la he encontrado cocinando, ni yendo al baño. A veces quisiera hablar con ella; incluso me he detenido frente a su puerta con ganas de tocar, pero siempre me arrepiento, y a pesar de que ella es rara y no la conozco realmente, hay cosas que me gustan de Cira: el olor de su shampoo que solo le queda bien a ella, su voz cuando canta porque cree que nadie la escucha, los anillos que siempre pierde dentro de la casa (siempre los pongo sobre la barra de la cocina), su letra, que únicamente veo cuando me deja notas sobre apagar la luz y ahorrar energía. Incluso me gusta la alegría de su voz cuando habla por teléfono con su mamá.
Cira: 16 de abril, 6:14 pm.
No me gusta interactuar con las personas, y vivir con Dalia solo lo hace más complicado. Parece ser alguien tan libre y alegre, sin pena para hablar, cantar o bailar; cuando sé que está en casa, hago todo lo posible por no encontrarla y después me arrepiento por ello. He llegado a la conclusión de que es posible que le caiga mal; no creo que mi personalidad y mi silencio le agraden. No hay motivos para que ella me caiga mal; me gusta la música que se escucha desde su habitación, el color de su cabello, y su pequeña obsesión por llenar el refrigerador de imanes.
Dalia: 20 de abril, 6:21 pm.
Cira tiene sus cosas fascinantes. Quisiera que me diera consejos para ordenar mis días y ayudarme a dormir; parece que tiene siempre su vida en orden. Incluso envidio que sepa qué hacer en cada momento. Hoy terminé con mi novio y parece que mis amigas lo apoyan más que a mí; no dejan de decir que hice algo muy tonto al dejarlo. Al final del día, les contesté que si tanto lo querían, podían ser sus novias, que ya no me importaba. Es mentira, pero nadie quiere escuchar mis verdades.
Cira: 20 de abril, 6:23 pm.
Creo que es necesario que por fin conozca a la chica con la que vivo, si no fuera por el casero, tal vez ni siquiera sabría su nombre. Estoy harta de vivir evitándola; vivir así es tan incómodo. He llegado a casa y me he dado cuenta de que Dalia ya estaba aquí, pero no ha sido por la señal de siempre; hoy no había música a todo volumen, solo se escuchaban los sollozos detrás de su puerta. Quería tocar, mis dedos hormigueaban por hacerlo, pero como siempre, me arrepentí.
Dalia: 27 de abril, 2:51 am.
Tal vez yo también debería dejarle notas a Cira en su puerta; creo que puedo parecer un poco grosera al olvidar las suyas. Ni siquiera sé qué debería escribirle. Podría ser algo como “hola Cira, este es mi número: xxx xxx xx xx”, o mejor algo como “¿quieres ir conmigo a la cafetería que está a dos cuadras?” (tal vez no, parece demasiado); o tal vez podría ponerle “me gusta tu nombre, Cira”.
Cira: 27 de abril, 6:36 pm.
¿Qué tan raro puede ser emocionarse por una nota pegada en mi puerta? Cuando llegué hoy a la casa, ahí estaba, con la letra apresurada de Dalia y una carita feliz al final. Tal vez mis notas han sido muy groseras, sólo recordándole lo que olvida. Ponerle algo lindo no le hará mal a nadie; tal vez incluso así tenga menos miedo de hablarle.
Dalia: 4 de mayo, 7:48 am.
Me gusta la letra de Cira. He encontrado notas en mi puerta los últimos dos días y todas tienen algo lindo escrito: sobre mi cabello, mi risa, mi nombre, incluso una era la letra de una canción. Me he dado cuenta de que es alguien detallista; puedo imaginarla eligiendo el color del lapicero para que combine con los post-its que usa.
Cira: 10 de mayo, 6:41 pm.
He descubierto que me gusta escribirle cosas a Dalia, pensar que puede sonreír al leerlas es todo lo que necesito para seguir haciéndolo; además ha empezado a responder mis notas. Extrañamente, con eso nos hemos conocido un poco más. Hoy, mientras iba caminando de regreso a casa, vi un lugar donde vendían imanes e inevitablemente pensé en Dalia. Tal vez sea algo impulsivo, pero le he comprado uno, es una dalia. ¿Te puedes enamorar de alguien que nunca has visto pero que sabes cómo es?
Dalia: 17 de mayo, 3:22 am.
Me gustan las pequeñas conversaciones que tengo con Cira, de halagos y letras de canciones pasamos a preguntas sobre nosotras y luego a conversaciones sobre cualquier cosa; ahora, sin darnos cuenta, sabemos más de la otra de lo que hubiéramos imaginado. Le he preguntado por qué nunca sale de su habitación cuando yo estoy en casa, pero esa es la única pregunta que nunca contesta. Dejé de insistir con eso pero las ganas de verla, de saber cómo es su rostro, su cuerpo, sus ojos, me están consumiendo. Parece que ella me gusta.
Cira: 28 de mayo, 7:02 pm.
Hace media hora, mientras estaba pegando una nota en la puerta de Dalia, oí como ella entraba a la casa. Era muy raro porque siempre tardaba varias horas en regresar y estaba segura de que no había pasado mucho desde que la escuché salir. Mi primer pensamiento fue correr hacia mi habitación, pero por primera vez mis ganas de verla ganaron; cuando se dio cuenta de que yo estaba parada frente a su puerta casi dejó caer el paquete de galletas que llevaba en la mano. Se veía incluso más bonita de lo que había imaginado y mis nervios eran tantos que lo primero que le dije fue: “me gustan tus ojos”. Ella se rió, dijo que era increíble verme por fin porque tenía muchas ganas de invitarme a salir; solo con esas palabras mis nervios se esfumaron. Después de todo, las notas habían servido de algo; ya no éramos dos extrañas viviendo en un mismo lugar.
© 2020, Celdas literarias, Reserva de derechos al uso exclusivo 04-2019-070112224700-203