Autor: Fernando G.P.
Soy Frisco Antonio Camaleono Peluso, sonidista, y esta carta es un grito desesperado porque tengo miedo.
¿Viste qué hice ahí? Grité en papel. Pude hacerlo porque soy un sonidista. No es una cualidad muy popular en las apps de citas, tampoco me ha entregado fortuna, pero soy feliz. Ser un sonidista no es tan fácil como suena. Hay quienes creen que por escribir ‘JAJAJA’ en vez de ‘jajaja’ ya están emulando una risa más fuerte, pero eso es un acercamiento mediocre a la gloria que ofrece este arte. Por ejemplo, si fuera yo a reírme con ganas, no optaría por un ‘JAJAJA’ porque, para empezar, es imposible tomar decisiones cuando la risa es sincera. Un ‘JAJAJA’ es complaciente, es irónico, es mentira nada más. Un sonidista divertido se pronunciaría con un ‘Ja’, así el resto es pura interpretación y sonido.
Por favor no me malinterpretes, yo no estoy presumiendo. No soy un sonidista soberbio, estoy muy consciente de que no soy el mejor en lo que hago. Hay muchas técnicas que aún no domino y otras que sigo sin conseguir vocalizar, para ello me hace falta estilo y acento. La vida me ha conectado con sonidistas de mayor calibre, de un eco más alto. Es para mí una obsesión aprender de esas voces y sus letras.
Hoy quiero contarte un secreto. Puede que nada de eso se materialice. Porque por andar distraído el otro día en la calle, me contagié de un mal fatal. La doctora me dijo que no podré escribir sonidos por siempre y que tengo las líneas contadas. Créeme que he hecho de todo, probé cambiando el tamaño de letra, la fuente misma, he reducido mis interlineados queriendo aprovechar el tiempo, pero se escurre de mis manos como si fuera tinta. Estoy condenado. *Suspira*
Auxilio. Estoy aterrado. No sé qué hay después del final. ¿Estará muy callado todo? ¿Habrá consciencia o sólo es ruido? ¿Y si no hay nada de nada? ¿Y si me quedo sordo? ¿O mudo? ¿Y si ya no puedes ver mis palabras? Tengo que decírtelo todo.
Esta carta es entonces una plegaria, un acto de fe en el sonido. Entiendo que este mundo me va a dejar atrás, pero yo no quiero despedirme. Quiero que de mí quede constancia, que se escuche que me llamo Frisco Antonio Camaleono Peluso y que soy un sonidista. Quiero que me recuerdes en un poema, que me invoques en una oración, que me extrañes cuando no entiendas qué está pasando.
Por favor no me dejes suspendido. Te ruego que me escuches. Por el tiempo que me resta, te lo pido.
Y a cambio no tendrás que pasar por lo mismo que
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