Autor: Jackeline Rojas A.
Ilustrador: Edna Delia Maldonado Peña
Los transeúntes lo observaron. La idea de volverse loco al igual que la tía, lo atormentaba. Juana la loca arruinó la vida de la familia debido a los escándalos con tema político que ofreció durante años, siempre desde el balcón. Después de su muerte, nadie osó asomarse por dicho lugar. Julio nunca más logró dormir. El fantasma de Juana lo acosaba. Sabía que todo iba bien, a pesar de las voces que escuchaba a cada segundo y de las malditas alucinaciones que no cesaban de incitarlo a gritar desde el balcón. Recorrió kilómetros mientras gesticulaba y dialogaba en voz alta. Los transeúntes se vestían de blanco. La enfermera le avisó que era la hora de la pastilla. Él estaba cuerdo. Los locos eran ellos.
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